Hoy, 25 de diciembre, conmemoramos el nacimiento de Jesús de Nazareth en Belén tal y como relatan los evangelios de Mateo y Lucas
La Navidad, festividad cristiana que conmemora el nacimiento de Jesucristo, se celebra el 25 de diciembre según el calendario gregoriano. Pero a pesar de su origen religioso, esta fiesta es comúnmente celebrada incluso por los ateos como una fecha dedicada a reunirse con los más allegados, tal y como explica la periodista Berta Erill en un detallado reportaje publicado recientemente en Historia National Geographic.
La Navidad es una festividad de origen cristiano que sirve para conmemorar el nacimiento en Belén del niño Jesús. Se celebra el 25 de diciembre en la Iglesia católica, algunas comunidades protestantes, en la Iglesia anglicana y en la mayoría de las iglesias ortodoxas.
El término de Navidad procede del latín nativĭtas, nativātis, cuyo significado es nacimiento. Se utiliza para hacer referencia al día del nacimiento de Jesús, y también se usa para designar todo el periodo posterior hasta alcanzar el Día de Reyes.
Los Evangelios de Mateo y Lucas consideran que Jesús de Nazareth nació en un pesebre de Belén, aldea de Oriente Próximo, y que su llegada fue anunciada por un ángel. No obstante, no especifican el día exacto del nacimiento.
Múltiples celebraciones en tiempos de Roma
Eran varias las festividades que tenían lugar a finales de diciembre en territorio romano, coexistiendo durante los inicios del cristianismo: celebraciones de la antigua religión romana, judías, del mazdeísmo persa y también nórdicas, mayoritariamente vinculadas al solsticio de invierno del hemisferio norte.
El emperador Constantino, primero en legalizar el cristianismo en el Imperio Romano, probablemente con la intención de superponer las prácticas cristianas a otras más antiguas, estableció el 25 de diciembre para la conmemoración del nacimiento de Jesús. El objetivo: convertir a los paganos romanos a la religión cristiana estableciendo una tradición fácilmente asimilable para ellos, ya que sería inevitablemente relacionada con algunas de sus fiestas principales celebradas en esas mismas fechas: las Saturnales y el Sol Invictus.
El mismo 25 de diciembre ya era una fecha de celebración para los romanos. En esta ocasión festejaban el Sol Invictus, un culto a la divinidad solar asociado al nacimiento de Apolo, dios del Sol.
Antes del cristianismo, politeísmo
Durante varios siglos, antes del nacimiento del cristianismo, la sociedad romana era politeísta y creía en una serie de divinidades protectoras de las distintas áreas de su vida. Para la agricultura y la cosecha se adoraba al dios Saturno, y se celebraban unas fiestas paganas en su honor: las Saturnales.
Originalmente transcurrían entre el 17 y el 23 de diciembre coincidiendo con el solsticio de invierno, el período más oscuro del año, cuando el Sol sale más tarde y se pone más pronto.
El emperador Constantino, encargado de establecer de forma oficial la fecha para la conmemoración del nacimiento de Jesús en el Imperio Romano, actuó con el apoyo del pontífice del momento: el papa Julio I. Así, se fijó la Navidad el 25 de diciembre, una fecha arbitrariamente escogida por la Iglesia católica a pesar de la creencia de que Jesucristo nació durante la primavera.
El Imperio Romano y la fiesta Saturnalia
Pese a que se suele hacer referencia al origen religioso y cristiano de la Navidad por la conmemoración del nacimiento de Jesucristo, también es necesario hablar del origen pagano de la festividad. Incluso tras el nacimiento del niño Jesús, la Navidad se siguió celebrando en torno a la figura implantada por los romanos de Saturno.
Así pues, los romanos celebraban la fiesta conocida como Saturnalia, un festival en el que honraban al dios Saturno y que representaba el solsticio de invierno. Solían ser fiestas de excesos y en las que se invertía el orden social establecido: no se castigaban estos excesos, las cortes de justicia quedaban cerradas y se llevaban a cabo intercambios de regalos pequeños, los cuales recordaban a los actuales regalos navideños.
Cuando la religión cristiana logró imponerse en el Imperio Romano, el rey Justiniano fue el encargado de declarar la Navidad como unas fiestas cívicas. Durante la Edad Media estas fiestas navideñas se convirtieron en fechas para beber y estar de fiesta desde primera hora del día hasta la noche.








