Seis años de cárcel tras cometer ‘incontables los ataques contra la integridad sexual’ de la niña a cambio de dejarla jugar con el móvil
La Audiencia de Navarra condena a 6 años de prisión a un hombre ecuatoriano que abusó continuamente de su hermanastra desde que esta tenía 8 años. Aprovechando que se quedaba al cuidado de la menor, le pedía que llevara a cabo actos de contenido sexual a cambio de dejarle el móvil para jugar a videojuegos.
El procesado llegó a España en 2016, comenzó a residir desde entonces con su madre, el marido de esta y las dos hijas en común del matrimonio. El ciudadano ecuatoriano, de 27 años en la actualidad, se aprovechó cuando se quedaba al cuidado de la niña.
El ciudadano ecuatoriano cometió ‘incontables los ataques contra la integridad sexual’ de la niña
Los hechos continuaron hasta que el condenado se independizó en 2022, y la Audiencia entiende que “siendo incontables los ataques contra la integridad sexual” de la menor, es “adecuada” la condena.
En la sentencia, la Audiencia califica los hechos como constitutivos de un delito continuado de abuso sexual a menor de 16 años. En aplicación «del principio in dubio pro reo», la Audiencia descarta la existencia del delito de agresión sexual al no estimar probada la penetración bucal.
La niña sufre graves secuelas psiquiátricas
A consecuencia de los abusos, la víctima sufre sintomatología psicopatológica y depresiva, así como intensos sentimientos de culpa. Desde enero de 2024 recibe apoyo psicológico por el equipo de la Sección de Asistencia a Víctimas del Delito de Navarra.
Entre las pruebas de cargo, la Audiencia destaca en primer lugar el testimonio de la víctima, sin atisbo alguno de invención, exageración ni fabulación. Según subrayan los magistrados, lo declarado por la víctima viene rodeado de corroboraciones periféricas, mediante pruebas objetivas, tanto testificales, como documentales, como periciales psicológicas.
Se trató de “una declaración firme, compacta, sin fisuras” que contó con tan solo 8 años a una amiga, luego a otras dos amigas, después a sus padres y a su hermana. Finalmente, repitió su relato en sede policial y ante los psicólogos forenses.








