El clan rumano firmaba los escenarios de sus golpes y presumía de ellos en internet. A sus hijos, sin escolarizar, sólo les enseñaban a robar
La Guardia Civil ha desarticulado la autodenominada ‘mafia del cobre’ formada por un clan rumano dedicado al robo de cableado. Los 6 detenidos en la redada, pertenecientes a la misma familia, están acusados de 75 robos de cableado de cobre en empresas e infraestructuras de Valencia, Castellón, Cuenca, Albacete y Murcia.
Para más burla, los ladrones rumanos firmaban con pintadas alusivas los escenarios de sus delitos, retando a la Policía, y presumían de sus golpes en sus redes sociales. Los miembros del clan tenían a sus hijos sin escolarizar y sólo les enseñaban cómo robar para continuar el modo de vida familiar.
El coste de los robos y los destrozos provocados del clan rumano asciende a dos millones de euros. Al vandalizar las instalaciones donde robaban, llegaron a dejar sin servicio varias depuradoras de Valencia y Castellón.
En los registros se detuvo a un total de seis sujetos, de entre 46 y 19 años de edad, y se investiga a un menor de edad. También se ha intervenido 1,5 toneladas de cobre, 300 cajas de material de fontanería, herramientas profesionales de construcción y de cortado de cobre, cinco vehículos, tres armas blancas de grandes dimensiones y dos tásers.
La operación comenzó a finales de agosto
A finales de agosto, la Guardia Civil comenzó a investigar el robo de dos vehículos, herramientas y casi un kilómetro de cableado eléctrico de una empresa en la localidad de Bétera (Valencia). Los investigadores comprobaron que existía un grupo criminal de rumanos de un mismo clan familiar, dedicado al robo de cobre en empresas e instalaciones, como depuradoras, estaciones de tren o cuadros de luz de grandes edificaciones.
Los autores acostumbraban a hacer pintadas con spray en los lugares que asaltaban, firmando como ‘La Mafia del Cobre’ y retando a la Policía. También presumían de sus delitos a través de sus redes sociales, adjudicándose oleadas de robos, entre los cuales había una quincena de depuradoras y dejando sin servicio a un gran número de habitantes de poblaciones de Valencia y Castellón.
Finalmente, a mediados de este mes de octubre, se han realizado seis registros, cinco en domicilios y uno en una nave industrial utilizada para la ocultación y tratamiento de los bienes sustraídos.
También se inspeccionó y precintó una instalación de tratamiento de residuos donde se vendía el cobre ilegalmente. Se lograba así determinar la responsabilidad de todos los delitos: desde el robo hasta la venta irregular de las mercancías.
La estructura del clan rumano: el ‘padrino’ era el patriarca
El clan tenía una fuerte jerarquía: las personas más mayores, entre ellas el patriarca del clan, realizaban funciones de dirección, recibiendo los bienes sustraídos y adjudicando a cada miembro su “parte del botín”. Eran los encargados de establecer la operativa, de coordinar al “escalón de ejecución” y al “escalón de apoyo”.
El escalón de ejecución era el encargado de perpetrar materialmente los delitos y de hacer llegar al escalón de dirección los bienes fruto de los robos. Por su parte, el escalón de apoyo se encargaba de conseguir los domicilios, los teléfonos y demás útiles con los que efectuar los hechos delictivos.
Por último, se encontró un escalón de receptación, encargado de la venta irregular de los bienes sustraídos a cambio de dinero.
Hijos sin escolarizar que sólo aprendían a robar
Los hijos de los miembros del clan se encontraban sin escolarizar, siendo adiestrados desde edades muy tempranas en las labores propias de la organización criminal. De ellos dependía el recambio generacional.