El cuerpo descuartizado, del que faltan fragmentos, estaba en un restaurante abandonado de Artxanda donde pernoctan indigentes
Continúa la investigación policial para descubrir la identidad del cadáver descuartizado hallado en la madrugada del pasado sábado en Bilbao. Por el momento, el Departamento de Seguridad autonómico ha confirmado que el cuerpo pertenece a un varón desconocido.
Los agentes que acudieron al lugar confirmaron el descubrimiento de una maleta que contenía la cara, las manos y fragmentos en muy mal estado del cadáver incompleto de un varón, víctima evidente de una muerte violenta.
Los indicios apuntan a que, tras el asesinato, desmembraron a la víctima, introdujeron los restos en una maleta y la prendieron fuego para eliminar pruebas y dificultar la identificación.
Un edificio abandonado, frecuente lugar de paso de indigentes
Sobre las 5 de la madrugada del pasado sábado, 19 de agosto, los servicios de emergencia de Bilbao recibieron un aviso sobre un macabro hallazgo en un edificio abandonado de Artxanda: un testigo había encontrado fragmentos de un cadáver quemado dentro de una maleta.
El cuerpo estaba en un edificio abandonado en el Camino de San Roque, en la zona de Artxanda, cerca del funicular. Se trata del antiguo restaurante Miramar, hasta 2019 un prestigioso local de celebración de banquetes. Tras el cierre del local, se convirtió en albergue improvisado de vagabundos que lo usan para dormir.
Los Ertzaintzas personados en el lugar del crimen confirmaron que el cadáver presenta evidentes indicios de una muerte violenta. Según informó el diario El Correo, la Ertzainza acordonó la zona mientras la Policía Científica recogía huellas y otros indicios.
Posteriormente, se procedió al traslado del cuerpo al Instituto Vasco de Medicina Legal para realizar la autopsia e identificación de la víctima. El Servicio de Investigación Criminal Territorial de Vizcaya, con el apoyo de Policía Científica de la Ertzaintza, dirige la investigación del suceso.
‘Se veía venir’
El hallazgo del cadáver descuartizado en el edificio abandonado no sorprendió a los residentes de Artxanda. “Se veía venir”, declaró un vecino a EITB, en alusión a que, desde que el restaurante cerró en 2019, el edificio sufrió saqueos, vandalismo y pintadas, además de convertirse en refugio nocturno para los sintecho.