El Gobierno de Sánchez y la Agenda 2030 promueven el consumo de bichos frente al de otros alimentos, especialmente el de los gusanos de harina
Europa, el cambio climático y la Agenda 2030 promueven consumos ‘ecosostenibles’ eco-responsables o ecofriendly, como dicen los más mojigatos. Y España no quiere ser menos que nadie en estas cuestiones. Por eso, la mayor granja de insectos del mundo se está levantando en Salamanca.
Todo arrancó en 2018, cuando la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria recibía la avalancha de solicitudes para la alimentación a través de insectos. En 2021, la Agencia concluía ya que las larvas de gusanos de la especie tenebrio molitor (el gusano de la harina) no planteaban problemas de seguridad para su consumo como snack o como complemento a otros alimentos.
Tebrio, la empresa biotecnológica salmantina que puso en marcha la primera planta europea que utilizaba insectos para alimentación animal, construye la mayor granja de insectos del mundo. Será capaz de producir hasta 100.000 toneladas anuales de productos derivados del gusano de la harina.
Pero, a estas alturas de 2023, España tiene ya 37 explotaciones de insectos registradas. Se estima que en el año 2030 se criarán unos 50 billones de insectos, lo que convertirá a estos animales en el ganado más numeroso del mundo.
Grillos, langostas, escarabajos y otras delicias
Respecto al consumo humano de grillos, langostas o larvas de escarabajo, de momento nuestra legislación no permite a las empresas españolas comercializar estos productos en territorio nacional, pero sí permite importarlos de otros países como Portugal. Lo cierto es que hoy ya hay al menos unos 2.000 millones de personas en el mundo que comen insectos, según datos de la ONU, una cifra que posiblemente aumentará gracias al impulso de la Agenda 2030 que estigmatiza el consumo de carne por los supuestos maltratos animales, su impacto crítico en el cambio climático…
Galinsect, en Galicia, fue la empresa o granja de insectos pionera. Se levantó en 2019 y producen bichos que se usan como pienso para animales, pero que también se usan en otros productos: fabricación de cosméticos, el sector textil, los films biodegradables y la producción de frass, un fertilizante de origen natural.
Pero ojo, el sector animalista también se ha quejado, Hay todo un lobby mundial en defensa de todo tipo de bicho viviente. Y ya cuestionan también la producción de insectos. En opinión de Eurogroup for Animals, “la industria de cultivo de insectos consume mucha energía y, en consecuencia, es un contribuyente potencial al cambio climático”, todo ello sin pasar por alto que gusanos, saltamontes y grillos, también son “seres sintientes”.
Agenda 2030: dieta a base de insectos
La ONU y su Agenda 2030 piden más insectos, por su parte, para que estemos adaptados de aquí a unos pocos años. Nos cuentan que seremos muchos en el planeta y que lo mejor es comer bichitos aderezados…
Un informe de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alerta de que en el año 2030 el mundo tendrá que alimentar a más de 9.000 millones de personas y a miles de millones de animales de ganado. Por ello, propone reducir el consumo de carne e incorporar una dieta a base de insectos.
En línea con los postulados de la Agenda 2030, la Unión Europea ha aprobado la venta y el consumo humano de polvo de grillo doméstico parcialmente desgrasado, larvas del gusano de la harina, langosta migratoria y larvas de escarabajo del estiércol. Estos alimentos se pueden incorporar a pastas, galletas, salsas, sopas, chocolate, indicándolo claramente en el etiquetado.
Detrás de la Agenda 2030, o delante, según se mire, está el Gobierno de España a través de la figura de Pedro Sánchez, que muestra con orgullo en cada comparecencia el popular pin globalista. Ha contado que los insectos son un “nuevo” alimento seguro, que no tienen mayor riesgo asociado a la salud que cualquier otro alimento y que permite acometer una “transición alimentaria a una dieta más saludable y sostenible” con el medio ambiente.
La paradoja es esta. Nuestra legislación aún no permite la venta de insectos para consumo humano a las empresas de España, aunque sí su importación por parte de otros países. Por eso, en muchos supermercados ya se vende comida de insectos en distintos formatos, pero si vienen de fuera, hoy especialmente de Portugal.
Campañas contrarias al consumo de carne
En definitiva, de manos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y de la Agenda 2030, en connivencia con países como España y de asociaciones ecologistas, se intensificarán año tras año las campañas contrarias al consumo de carne frente a las bondades de los bichitos por su alto poder proteico. Y porque es bueno para ti y para el medio ambiente y el mundo rural…
De hecho, la FAO ha publicado un estudio que demoniza al sector ganadero. Expertos de la ONU aseguran que la ganadería es responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero medidas en equivalentes de CO2. Específicamente es responsable del 9% de las emisiones de CO2 (principalmente por deforestación), el 37% de las emisiones de metano, CH4, (fundamentalmente por la digestión de los rumiantes) y el 65% del óxido nitroso (por el estiércol). Asimismo, emite 2/3 de las emisiones antropogénicas de amoníaco, gas con un papel importante en la lluvia ácida.
La ganadería utiliza el 8% del agua mundial, un elemento cada vez más escaso y para muchos, origen de futuras guerras. Se estima que para producir 1 kilo de carne de vacuno intensivo son necesarios 20.000 litros de agua. La ganadería, aseguran, es, además, la mayor fuente de contaminación del agua, contribuyendo a la eutrofización y degradación de ríos y litorales.
Para los animalistas, esto mismo provocará también la expansión de granjas para la producción industrial de insectos… pero serás feliz y si te los comes podrás ayudar a contener el cambio climático.
octubre 20, 2023 @ 12:58 am
Que país de mierda estamos creando.