Primero será Galicia, pero otras comunidades autónomas ya estudian limitar el acceso a los jóvenes de este producto que se considera muy pernicioso
La comunidad gallega ha abierto el melón y el próximo año prohibirá la venta de bebidas energéticas a los menores de edad. Otras regiones estudiarán también implementar esta iniciativa. Ministerio de Sanidad y la Asociación Española de Pediatría consideran que la chavalería no debería consumir este tipo de productos.
En concreto, Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha y el País Vasco son las autonomías en las que sus gobiernos regionales prevén estudiar la regulación de estas bebidas. Castilla y León y la Comunidad Valenciana también han empezado a trabajar en el asunto.
Cantabria y La Rioja no tienen en marcha ninguna iniciativa en estos momentos, pero no descartan que en un futuro puedan adoptarse medidas similares a las de Galicia. Por el contrario, los gobiernos de Madrid, Extremadura y Canarias no tienen ninguna acción prevista sobre la venta de bebidas energéticas a menores.
Muchos azúcares y mucha cafeína
Pero fuentes del Ministerio de Sanidad han informado a EFE de que la competencia sobre estas bebidas la tiene la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), que depende de Consumo. “Esto no significa que nosotros no estamos a favor de limitar el acceso y el consumo de los menores a estas bebidas”.
El documento publicado por la Aesan en 2022 recuerda que, de media, una lata de una bebida energética de 330 ml aporta 105,6 miligramos de cafeína por lata, lo que equivale a 1,3 cafés expreso. “A partir de 160 miligramos de cafeína (500 mililitros de una bebida energética con 32 mg de cafeína/100ml), puede provocar efectos adversos generales para la salud: efectos psicológicos y alteraciones comportamentales y trastornos cardiovasculares”.
El documento de la Aesan también alerta de los riesgos de mezclar estas bebidas con alcohol, una práctica relativamente común entre adolescentes y adultos. “El consumo de alcohol mezclado o en combinación con bebidas energéticas conduce a estados subjetivos alterados que, entre otros efectos, incluyen una disminución de la percepción de intoxicación etílica”.