La organización senegalesa vendía las falsificaciones a través del top manta, usando a ciudadanos africanos ilegales en España
Desarticulada una banda senegalesa que importaba falsificaciones para venderlas en el top manta. La banda encubría el origen ilegal de sus ingresos a fin de integrarlos en la economía legal de los países donde operaba, entre ellos España.
La Policía Nacional y funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria han desarticulado una organización criminal senegalesa dedicada a la venta e importación y venta de productos falsificados, interviniendo casi 250.000 artículos.
Los agentes han detenido a 39 personas en Madrid (Carabanchel y Lavapiés), Sevilla, Gerona, Málaga y Tenerife. Durante la operación se realizaron 13 registros domiciliarios y 22 inspecciones en almacenes y tiendas por toda España.
La operación arrancó cuando las autoridades descubrieron la existencia de una organización criminal jerarquizada y asentada en España, integrada por ciudadanos senegaleses. La presunta actividad criminal de la banda consistía en la importación y venta de productos falsificados.
El método de falsificación era doble: mediante la propia creación o importación del producto falsificado -ropa, equipamiento de fútbol, calzado, joyas, o complementos de marroquinería-, o pegando a la falsificación los distintivos, etiquetas o serigrafías de marcas famosas.
Las vías utilizadas para blanquear las ganancias ilícitas obtenidas eran principalmente dos: la creación de negocios con apariencia legal, como restaurantes, y el envío de dinero a Senegal mediante mulas o paquetería.
Estructura piramidal y dinámica para evitar la detección
Los agentes descubrieron durante la investigación que los senegaleses operaban en España, al menos, desde 2016. La organización se jerarquizaba con una estructura piramidal y adaptable a las circunstancias del momento.
Para evitar la detección de sus delitos, la banda senegalesa modificaba constantemente su método de actuación, sistemas de pago y vías de entrada de los cargamentos de las falsificaciones: antes entraban en la Unión Europea a través de Reino Unido, y hoy por la ruta China-Alemania-España.
Dirigía y gestionaba el entramado una mujer que viajaba, con varios compinches, a los países proveedores de las falsificaciones para gestionar la importación. La delincuente obtenía la mayoría de los beneficios económicos de la banda.
Cuando los productos falsificados entraban en España, se repartían por todo el país mediante puntos logísticos o empresas de paquetería. Esta tarea recaía en miembros de la banda conocidos como “buzones” o vendedores relevantes.
También existía un mando intermedio encargado de gestionar los a los vendedores relevantes. En la base de la pirámide se encontraban los vendedores del top manta, la mayoría africanos ilegales.
Los ilegales del top manta también recaudaban parte de los beneficios para entregarlos a terceros que, a su vez, atesoraban dinero de diversas procedencias que reenviaban a los niveles superiores de la organización.