Joan Baldoví protagoniza una escena matonil encarándose con la portavoz de Vox Valencia

Baldoví trató de amedrentar a la diputada Ana Vega durante el pleno del parlamento valenciano con groserías y miradas de perdonavidas

Joan Baldoví, portavoz de Compromís en las Cortes Valencianas, ha protagonizado este jueves, 21 de septiembre, una grotesca escena en el pleno matinal cuando se encaró de forma desafiante con la portavoz de Vox Valencia, Ana Vega, sentada en un escaño a escasos metros de él.

‘¿Tú de qué te ríes?’

Como revela el video compartido por la diputada, Baldoví se levanta al tomar la palabra, mira a la diputada de Vox, sentada a cerca de él, y pregunta galleando “¿Tú de qué te ríes?“. Ana Vega mantiene la calma ante la actitud del sujeto y le responde desde su escaño: “Porque me da la gana. Faltaba más”.

Un nervioso Baldoví, añade: “Estás diciendo animaladas”. La portavoz de Vox, replica “¿Y la libertad de expresión?”. Al recibir esa respuesta, Baldoví se queda mirándola fijamente con dureza impostada durante unos segundos, con el ruido creciente de fondo en la cámara.

La presidencia de la cámara trató de poner calma, mientras que Vega extendió los brazos, incrédula: “¿Esto qué es?“, preguntó a la presidencia tras sufrir la escena sufrida a cuenta de Baldoví.

Ana Vega ha compartido el momento en su perfil de Twitter, comentando que “Si se cree Joan Baldoví que nos va a tapar la boca a los de Vox… ¡La lleva clara!. Aquí se viene llorado de casa“.

Síntoma de la degeneración política española

Que España sufre la izquierda más maleducada, violenta, fanatizada e ignorante de Europa ha dejado de ser una sorpresa. Tampoco es nueva la ley del embudo del feminismo marxista, mediante la cual es posible exhibir machismo y ejercer violencia simiesca contra una mujer sin reproche alguno, siempre y cuando quien la recibe sea de derechas o no adepta a la pseudo-religión socialista obligatoria.

En consecuencia, que políticos ya entrados en años adopten comportamientos de okupas quinceañeros de baratillo en un pleno parlamentario no es una anécdota, sino la norma, y corrobora hasta qué punto ideologías tan tóxicas, como el socialismo y el separatismo indigenista han mermado la calidad de la democracia y la política españolas.