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Sorprendentes hallazgos en la muralla ibérica donde se encontró la Dama de Elche

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Los expertos consideran que los íberos ya levantaban elementos antisísmicos en sus poblados para protegerse contra los terremotos

La Alcudia de Elche, el importante yacimiento arqueológico donde se halló la Dama de Elche en 1897, justo hace 125 años, sigue regalando gratas sorpresas a los arqueólogos que trabajan en las campañas de excavaciones, como la que ahora acaba de concluir.

Durante este año 2023, las excavaciones se han centrado en la muralla ibérica (descubierta hace solo cinco años) y en documentar los espacios domésticos vinculados a ella. Se han excavado 28 metros de la muralla y ocho ambientes que corresponden probablemente a cuatro o cinco viviendas.

El estudio de la muralla ha revelado que fue construida con la técnica de cajones macizos, una técnica de origen oriental que en La Alcudia presenta la singularidad de utilizar diferentes materiales en cada uno de los tramos identificados.

“Pensamos que la utilización de cajones distintos para construir la muralla tenía como objetivo darle mayor flexibilidad para soportar los movimientos sísmicos de la zona, lo que se evidencia especialmente por la utilización de mampostería y diferentes técnicas de la llamada arquitectura de tierra, como el adobe o el barro amasado y eso implica su muy buena conservación”.

Avances sobre el urbanismo ibérico arcaico

Estos hallazgos están permitiendo conocer por primera vez el contexto arqueológico donde se encontró la Dama de Elche y las características del urbanismo ibérico arcaico, de en torno al siglo V a.C.

En la campaña de 2024 se prevé ejecutar la segunda fase de musealización para poner en valor los restos de la muralla y el urbanismo ibérico.

La Alcudia de Elche confirma así su gran interés arqueológico para documentar el urbanismo y la forma de vida en la Contestania ibérica y comprender el desarrollo de este enclave a lo largo de la historia, desde hace más de 2.300 años.

Las incógnitas sobre la Dama de Elche

Aunque lo cierto es que aún, entre los investigadores surgen muchas incógnitas sobre la propia Dama de Elche, un icono cultural, una pieza emblemática del patrimonio histórico español rodeada de magia y de numerosos misterios.

Hace apenas dos años, Jesús Moratalla Jávega, doctor en Historia por la Universidad de Alicante, publicaba un estudio en el que asegura que fue utilizada, posiblemente en época tardorromana, como mampuesto de una construcción por definir que la dejó oculta.

Siempre se ha comentado que su uso, debido a la oquedad que presenta en la espalda de la figura, es de urna funeraria; conservar cenizas de difuntos. Pero otros consideraban que el hueco se utilizaba para otro tipo de ofrendas o para que la voz del sacerdote se expandiera y oyera mejor.

Los historiadores creen que la pieza es netamente ibérica, aunque algunos señalan que su autor pudo ser un artista griego residente en Elche.

De lo que no cabe duda es dónde fue encontrada. La finca se ha convertido en un yacimiento de gran valor donde se han encontrado restos prehistóricos, ibéricos, romanos, visigodos y bizantinos. Y como leen, se siguen hallando importantes descubrimientos, ajora centrados en esa muralla.

Hasta allí acuden cada 4 de agosto los ilicitanos para recordar su descubrimiento y reivindicar su vuelta a Elche.

Los viajes de la Dama de Elche

Y es que la figura, desde su descubrimiento ha trotado mucho… Primero la situó el propietario de la finca donde se halló sobre un taburete en su casa hasta que la vendió a un arqueólogo francés por 5.200 pesetas. Este se llevó la figura al Museo del Louvre y allí permaneció hasta 1939 con el estallido de la II Guerra Mundial. Se trasladó al Castillo de Montauban, al sur de Francia.

Tras largas negociaciones, dos años después, la figura regresa a España después de un polémico intercambio de piezas de arte. Se instala inicialmente en el Museo del Prado, donde permanece hasta 1971 cuando fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.

Desde entonces, su pueblo, Elche, sigue reclamando su joya íbera. Tan solo ha regresado allí una vez, fue en 1965 y para una exposición temporal.

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