El cáliz de Cristo es una de las reliquias más deseadas y dos ciudades españolas afirman contar con el que el hijo de Dios utilizó en la Última Cena
Uno de los objetos más venerados, admirados y relatados de la historia del cristianismo es el Santo Grial. Y dos ciudades aseguran contar con el cáliz auténtico del que bebió Jesucristo en la Última Cena: Valencia y León. Y aquí exponemos sus argumentos, al detalle. ¡Pasen y lean!
Si hay un grial muy especial es el conservado desde el siglo XV en la catedral de Valencia. Hasta 1399 se custodió en el monasterio de San Juan de la Peña y consta de tres partes: una copa de ónice del siglo I, un pie de ese mismo material y un armazón de plata sobredorada de comienzos del siglo XII que une las dos piezas de piedra.
Pero, como nos cuentan desde la propia catedral de Valencia, “no debe engañarnos la apariencia”. En realidad, la reliquia es solo la parte superior: la taza de ágata finamente pulida, que muestra vetas de colores cálidos cuando refracta la luz; es una preciosa “copa alejandrina” que los arqueólogos consideran de origen oriental y de los años 100 al 50 antes de Cristo.
Posteriores son las asas y el pie de oro finamente grabado, que encierra una copa de alabastro, de arte islámico, diferente a la copa; todo ello, lo mismo que las joyas que adornan la base son de época medieval.
Lo asombroso es que en el pie hay una inscripción en árabe cúfico salomónico que reza ALLAH JOSUA (Jesús es Dios).
Una inscripción con “letras celestiales”
Como relata National Geographic en una reciente publicación, el que fue un caballero templario, Wolfram von Eschenbach cuenta en su novela Parsifal que “en el borde de la piedra hay una inscripción con letras celestiales” y que “tan pronto como se ha leído, desaparece por sí misma de la vista”. Y precisamente algo así ocurre cuando se observa el pie del cáliz de Valencia con un determinado ángulo de incidencia de la luz.

Además, una tradición recoge la leyenda de que San Lorenzo guardó el cáliz de Cristo, que estaba en Roma, y, para evitar que cayera en manos paganas durante la persecución del emperador Valeriano en 258, lo envió a su familia en Huesca. Tras varias peripecias, el cáliz acabó en el siglo XI en el monasterio de San Juan de la Peña, cerca de Jaca (Aragón), donde a finales del siglo XI se documenta un cáliz de piedra.
Sensaciones de admiración y escepticismo
El Santo Cáliz de Valencia suscita a la vez las sensaciones de admiración y escepticismo. El visitante se siente primero cautivado por la belleza del Grial, su forma perfecta y extraña, los detalles de oro y las perlas y piedras preciosas
En los textos relacionados con la leyenda del Grial, el rey Frimuntel es padre de tres reyes: Anfortas, Pelles y el Rey Tullido. La genealogía histórica del Grial valenciano identificaría a Frimuntel con Sancho Ramírez, rey de Aragón y Pamplona (1063-1094) y padre de tres hijos que fueron reyes, uno de los cuales, Alfonso I el Batallador, podría ser Anfortas.
Pero resulta que, como relata la revista National Geographic, a mediados del siglo XI, Fernando I ocupó el trono del reino de León (1037-1065) y también tuvo tres hijos que fueron reyes: Sancho II en Castilla, Alfonso VI en León y García II en Galicia. Asimismo, tuvo dos hijas: las infantas Urraca y Elvira. Y, según cuenta Eschenbach en su Parsifal, el rey Frimuntel tiene dos hijas: Herzeloyde, madre de Parsifal, y Joisiane, esposa de Kyot, duque de Cataluña.

Urraca, la primogénita del rey leonés, donó sus joyas para la orfebrería del cáliz conservado en la colegiata de San Isidoro de León y conocido como Cáliz de doña Urraca, cuyo vaso es una copa de piedra de época romana y que también se ha identificado como el Santo Cáliz. Así pues, ¿con qué Santo Grial nos quedamos? ¿Cuál es el verdadero Santo Grial?
Una amplia investigación en El Cairo
Hace unos años, una investigación concluyó que el cáliz identificado por las comunidades cristianas primitivas como el Santo Grial es el que se encuentra en la basílica de San Isidoro de León y que si acabó allí fue por la imprescindible intervención del segundo emir de Daniya, Ali Iqbal al Dawla, hijo del mítico Muyahid.
A mediados del siglo XI, al-Dawla habría obtenido la copa de la Última Cena del sultán de El Cairo, quien le agradeció con el obsequio la ayuda prestada por la taifa de Dénia durante una terrible hambruna. No obstante, al-Dawla prefirió a su vez regalarle la reliquia cristiana al poderoso rey de León Fernando I el Magno por cuestiones diplomáticas.
Los historiadores medievales Margarita Torres y José Miguel Ortega llegaron a esas conclusiones, que publicaron en el libro Los reyes del Grial.
¿Cómo había llegado a León un arca de plata de origen islámico ubicada en San Isidoro?
La comunidad autónoma financió una investigación en la biblioteca universitaria de El Cairo que permitió el hallazgo de dos pergaminos medievales que explicarían parte del periplo que siguió la copa en cuestión durante un milenio: desde el siglo I (la reliquia está integrada por dos cuencos grecorromanos en ágata atribuibles a la centuria en la que vivió Cristo) al siglo XI, cuando ya en León se la engastó en oro y se la pasó a llamar cáliz de doña Urraca, nombre de una de las hijas de Fernando I.
La copa de la Última Cena le habría sido arrebatada a la comunidad cristiana de Jerusalén por los califas de la dinastía fatimí de Egipto en el siglo IV. De ahí que el sultán de El Cairo pudiese regalársela varias centurias después al emir de Daniya.
noviembre 20, 2023 @ 7:43 pm
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