La capa se está reparando; lo hace sin necesidad de impuestos al carbono, sin burocracia verde de Bruselas ni de la ONU, y sin Greta Thunberg
La NASA acaba de confirmarlo: el agujero de ozono de 2025 ha sido uno de los más pequeños en tres décadas y se cerró antes que nunca. El escudo protector de la Tierra se está reparando a toda velocidad, y lo hace sin necesidad de impuestos al carbono, sin burocracia verde de Bruselas ni de la ONU, y sin que Greta Thunberg tenga que subirse a otro yate.
Se ha logrado con una medida simple y dura tomada en los años 80 por gobiernos fuertes (Reagan y Thatcher a la cabeza): prohibir los CFC y dejar que las empresas americanas y europeas inventaran alternativas mejores y más baratas en tiempo récord.
Justicia climática
El Protocolo de Montreal funcionó precisamente porque fue una regulación quirúrgica, no un plan quinquenal socialista. Se eliminó el veneno y se premió la innovación privada: DuPont, ICI y otras compañías ganaron miles de millones desarrollando refrigerantes nuevos mientras salvaban vidas. Eso es capitalismo funcionando, no “justicia climática”.
Hoy, la capa de ozono está tan sana que la NASA habla ya de recuperación total para 2040 en casi todo el planeta y 2066 en la Antártida. Millones de cánceres de piel evitados, miles de millones de dólares ahorrados en salud pública y agricultura más productiva, todo sin destruir ni un solo puesto de trabajo en la industria química. Al contrario: se crearon más.
Mientras la izquierda sigue llorando por el “colapso inminente” y pide prohibir el petróleo, el gas y hasta la carne, la capa de ozono demuestra la verdad incómoda… Cuando los países serios se ponen de acuerdo en eliminar una sustancia concreta y dejan que el sector privado resuelva el reemplazo, el planeta se cura. Sin subsidios verdes, sin degrowth, sin transferencias masivas a dictaduras tercermundistas.
Decisiones rápidas y ciencia real
Este es el modelo que funciona: decisiones rápidas, ciencia real y confianza en la capacidad humana de innovar cuando hay beneficio económico. El mismo modelo que ahora necesitamos para la energía: más nuclear, más fracking, más libertad empresarial y menos histeria colectivista.
La capa de ozono no se salvó con activismo adolescente ni con cumbres climáticas de jets privados. Se salvó con Reagan, Thatcher, empresas americanas y sentido común. Punto final.








