Darwin Grover Linares acumulaba órdenes de detención mientras seguía delinquiendo impunemente por toda España
La Guardia Civil ha puesto fin (esperemos que por un tiempo) a las andanzas de Darwin Grover Linares, alias ‘El Truhán’, uno de los estafadores más buscados del país. Su detención en Villafranca del Bierzo (León) ha sido casi de película, pero de comedia negra: cayó gracias a una chapuza al intentar simular el robo de unos móviles para cobrar el seguro. La codicia rompió el saco.
Este delincuente profesional llevaba años recorriendo la geografía española, acumulando denuncias y órdenes de búsqueda como quien colecciona cromos. Llegó a amasar hasta 70.000 euros en apenas un par de noches mediante estafas online y uso de identidades falsas. Un auténtico depredador financiero que se había convertido en una pesadilla para las fuerzas de seguridad.
Un sistema que falla
La pregunta que todo ciudadano honrado se hace es: ¿cómo es posible que un sujeto con semejante historial siga en la calle? ‘El Truhán’ tenía tres órdenes de detención y cinco de averiguación de domicilio. Es la prueba viviente de que nuestro sistema judicial es, a menudo, una puerta giratoria para los delincuentes profesionales. Entran por una puerta y salen por la otra, listos para volver a estafar.
La operación de la Guardia Civil ha sido impecable, desenmascarando una trama en la que la supuesta «víctima» del robo de los móviles era en realidad cómplice del estafador. Ambos se habían coordinado para financiar terminales de alta gama, denunciar su robo y luego revenderlos. Un negocio redondo… hasta que la Benemérita tiró del hilo.
Reincidencia impune
Casos como el de ‘El Truhán’ ponen de manifiesto la necesidad urgente de endurecer las penas para la multireincidencia. No puede ser que estafar salga tan barato en España. Mientras los autónomos y trabajadores son perseguidos por Hacienda por el más mínimo error, tipos como Darwin viven a cuerpo de rey estafando a sus anchas.
Como ya informamos sobre otros delincuentes multireincidentes, la sensación de impunidad es el mejor caldo de cultivo para el crimen.
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Esperemos que esta vez, ‘El Truhán’ pase una larga temporada a la sombra y no volvamos a tener noticias suyas en la sección de sucesos… o en la cola del banco cobrando el paro.







