Saltar el contenido

El pánico se apodera de Sumar mientras Sánchez se atrinchera en Moncloa a cualquier precio

El Gobierno Frankenstein se descompone a marchas forzadas: Yolanda Díaz teme ser arrastrada por la caída del sanchismo y busca una salida desesperada

El mensaje de «resistencia» lanzado recientemente por Pedro Sánchez tras su retiro espiritual y sus cartas a la ciudadanía no ha tenido el efecto balsámico que esperaba, al menos no entre sus propios socios de gobierno. En las filas de Sumar, lo que hace unos meses era inquietud, hoy se ha convertido en pánico indisimulado. Mientras el presidente del Gobierno se enroca en su célebre «manual de resistencia» y asegura ante las cámaras que agotará la legislatura pase lo que pase, Yolanda Díaz y su amalgama de siglas ven cómo el barco hace aguas por los cuatro costados y temen, con razón, hundirse con él irremediablemente.

La estrategia de Sánchez es clara y conocida por todos: huida hacia adelante, prietas las filas, control férreo de las instituciones y el mensaje de que «el que se mueva no sale en la foto». Pero la realidad judicial y política es tozuda y no atiende a relatos de Moncloa. Los casos de corrupción que cercan al PSOE —desde el caso Koldo hasta las investigaciones sobre Begoña Gómez o el hermano del presidente— están erosionando la base electoral de la izquierda a una velocidad vertiginosa.

Un gobierno zombi sin rumbo legislativo

La gobernabilidad es hoy un espejismo sostenido únicamente por los chantajes diarios de los separatistas catalanes y vascos. Sumar, que nació con la vocación de ser la muleta útil y sonriente del sanchismo, empieza a darse cuenta de que puede acabar siendo su primera víctima colateral. Las fuentes internas de la coalición fucsia admiten en privado lo que callan en público: la legislatura está, de facto, agotada.

No hay presupuestos a la vista, no hay agenda legislativa real más allá de amnistías a la carta y cesiones competenciales, y la imagen del Gobierno está por los suelos. La preocupación en Sumar no es por la estabilidad de España, claro está, sino por su propia supervivencia electoral. Saben que un adelanto electoral ahora mismo les pillaría con el pie cambiado, sin estructura territorial sólida y con las encuestas pronosticando un descalabro monumental.

Sánchez sacrifica peones para salvar al rey

Pedro Sánchez, en su delirio de grandeza y supervivencia política, parece dispuesto a sacrificar a quien haga falta para mantenerse un día más en el poder. Sus socios empiezan a ver las orejas al lobo que tanto han alimentado. La irrelevancia política de Yolanda Díaz es cada vez más patente; sus «datos» y sus propuestas estrella quedan sepultadas bajo el ruido de los escándalos de corrupción del socio mayoritario.

El ambiente en el Consejo de Ministros es irrespirable. Las miradas de desconfianza se cruzan. ¿Hasta cuándo aguantará Sumar la presión? ¿Cuándo decidirán que el coste de seguir apoyando a Sánchez es superior al de dejarlo caer? De momento, el miedo a las urnas actúa como pegamento, pero es un pegamento que se seca rápido al sol de la justicia.

Te puede interesar

El fin de ciclo se respira en el ambiente, en los pasillos del Congreso y en la calle. La única duda ya no es si caerá el Gobierno, sino cuánto tiempo más podrá Pedro Sánchez mantener artificialmente con vida a un ejecutivo que, política y moralmente, es ya un cadáver.

Fuente

Deja tu respuesta

Donar

Síguenos

Última Hora