Un facultativo del centro de salud Jerez Centro termina asistido tras los golpes e insultos de los acompañantes de unos menores que exigían medicación inapropiada
La sanidad pública andaluza ha vuelto a ser escenario de un episodio de violencia intolerable. En esta ocasión, la diana de los energúmenos ha sido un médico de Urgencias del centro de salud Jerez Centro, quien ha resultado agredido físicamente mientras desempeñaba su labor asistencial nocturna.
Los hechos se desencadenaron cuando los acompañantes de unos menores intentaron imponer un tratamiento médico que el facultativo, aplicando su criterio profesional, se negó a recetar por no considerarlo adecuado.
La respuesta no fue la discrepancia, sino el asalto. Gritos, insultos y golpes que obligaron a la intervención de los servicios de seguridad y de la Policía Nacional. Según relata el Sindicato Médico, este tipo de agresiones verbales son «el pan nuestro de cada día», pero la escalada física está poniendo en riesgo la integridad de unos profesionales que ya trabajan al borde del agotamiento bajo la gestión de un SAS que no termina de atajar esta lacra social.
«Sale más caro aparcar en la acera que pegar a un médico»
Las palabras de Juan Benjumeda, portavoz del Sindicato Médico, son un grito de auxilio desesperado. La impunidad con la que actúan los agresores en los centros de salud es alarmante. Las sanciones administrativas actuales son irrisorias, convirtiendo la agresión a un funcionario público en un delito «barato».
Mientras la Junta de Andalucía activa «planes de prevención» y «observatorios», la realidad en las salas de espera es un clima de hostilidad creciente hacia quienes nos cuidan.
El Colegio de Médicos de Cádiz ha condenado enérgicamente el ataque y valora ya movilizaciones para exigir una protección real. No basta con cámaras o guardias jurados que también son agredidos; es necesaria una reforma legal que aplique penas de cárcel efectivas y sanciones ejemplares que disuadan a cualquiera de levantar la mano contra un sanitario.
Jerez, zona cero de la conflictividad
Este nuevo caso se suma a una lista negra que no para de crecer en la provincia de Cádiz y, en particular, en Jerez, donde la presión asistencial y la falta de respeto social hacia la autoridad facultativa son una mezcla explosiva. Los médicos de Jerez han dicho basta: no se puede trabajar con miedo por el simple hecho de hacer cumplir la ley y la ciencia médica.
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La salud de nuestra sociedad se mide por el respeto a quienes la curan. Si permitimos que el médico trabaje bajo amenaza, el sistema entero habrá fracasado.












