Walid Saadaoui y Amar Hussein consideraban ‘un bonus’ matar cristianos el tiroteo masivo que planificaron contra la comunidad judía de Manchester
Un jurado británico ha declarado culpables este martes a dos musulmanes extranjeros partidarios del Estado Islámico (ISIS) por conspirar para llevar a cabo un atentado, vía tiroteo indiscriminado, contra la comunidad judía de Manchester. Las autoridades calificaron su planificación como potencialmente «el atentado terrorista más mortífero en la historia del Reino Unido«.
Walid Saadaoui, tunecino de 38 años, y Amar Hussein, exsoldado iraquí de 52, planeaban un tiroteo indiscriminado en zonas con alta concentración judía, como Prestwich y Higher Broughton, utilizando rifles de asalto Kaláshnikov y pistolas.
El complot, motivado por el odio antisemita y con la excusa de la guerra que provocaron los terroristas palestinos en Gaza, incluía vestirse con ropa judía para infiltrarse y prolongar la masacre, considerando a cualquier víctima cristiana como «un bonus».
Vendió su casa y su restaurante para comprar armas y munición
Saadaoui, un tunecino afincado en Wigan que idolatraba al cerebro de los atentados de París de 2015, Abdelhamid Abaaoud, vendió su casa y restaurante para financiar la compra de armas. Usaba códigos como «jilgueros» para referirse a las armas, inspirado en su afición a la apicultura.
Según recoge Sky News, los terroristas islámicos realizaron vigilancia en escuelas, sinagogas, guarderías y supermercados kosher, expresando en grabaciones su deseo de «hacer correr ríos de sangre impura» y matar a jóvenes, ancianos y mujeres sin distinción.
‘Hacer correr ríos de sangre impura’ y matar a jóvenes, ancianos y mujeres
La operación policial, denominada Catogenic y una de las más complejas en el noroeste de Inglaterra, involucró al MI5 y a agentes encubiertos. Detuvieron a Saadaoui in fraganti en mayo de 2024 al recibir un primer envío de armas desactivadas. Además, el hermano de Saadaoui, Bilel, de 36 años, fue condenado por no denunciar el plan pese a conocerlo.
El asistente jefe de policía de Greater Manchester, Rob Potts, describió las consecuencias potenciales como «catastróficas» y elogió la intervención que evitó una tragedia. Mark Gardner, director de la Comunidad Security Trust judía, advirtió que el caso aumentará el miedo en la comunidad, comparando la ideología yihadista con el nazismo: «Quieren matar judíos, punto«.
