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Tragedia en Granada: La imprudencia y la furia del agua se cobran una nueva vida joven

El temporal que azota Andalucía ha vuelto a mostrar su cara más amarga, recordándonos que con la naturaleza no se negocia. Un joven vecino de Zujaira, una pedanía de Pinos Puente (Granada), ha perdido la vida tras ser arrastrado por la corriente del Arroyo de la Cañada, en Íllora. Es la segunda víctima mortal que dejan las lluvias torrenciales en la comunidad en las últimas horas, sumándose al drama que ya vive la región.

Los hechos relatan una historia desgraciadamente repetida: la subestimación del riesgo. El fallecido intentaba cruzar el cauce crecido en una motocicleta junto a un amigo. El agua, con esa fuerza traicionera que engaña a la vista, no perdonó. Su acompañante logró salvarse, pero él fue engullido por la corriente. Su cuerpo sin vida fue hallado poco después, certificando el peor desenlace posible para lo que empezó como un intento de cruzar al otro lado.

El peligro de las «ramblas» y arroyos

Este suceso pone de nuevo el foco en la peligrosidad extrema de los cauces secos que se reactivan con violencia. En el sur de España, la orografía convierte riachuelos en trampas mortales en cuestión de minutos. Las autoridades insisten una y otra vez: ante una crecida, jamás se debe intentar cruzar, ni a pie ni en vehículo. Unos pocos centímetros de agua a velocidad tienen la fuerza suficiente para arrastra coches y motos como si fueran «juguetes», una lección que parece que no terminamos de aprender como sociedad.

La tormenta también ha dejado daños materiales y cortes de carreteras, pero nada comparable a la pérdida humana. Mientras debatimos sobre grandes infraestructuras o planes climáticos a largo plazo, la realidad es que la falta de precaución individual sigue siendo un factor letal. Es imperativo reforzar la cultura de la autoprotección.

Andalucía, golpeada por partida doble

Esta muerte se une a la del hombre desaparecido en Alhaurín el Grande (Málaga), hallado también sin vida tras el paso del temporal. Es un fin de año negro para Andalucía, que ve cómo el agua, tan necesaria para su campo sediento (ahora aliviado por la nueva PAC y las lluvias), se convierte en verdugo cuando cae sin control. La Agencia Estatal de Meteorología mantiene las alertas y pide máxima prudencia. Ningún atajo vale una vida.

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