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S-81 Isaac Peral: primer submarino diseñado y construido en España

En los próximos cinco años se irán sumando los tres sumergibles restantes que ya se construyen en los astilleros de Navantia en Cartagena

El S-81 Isaac Peral, el primer submarino diseñado y construido en España por Navantia, ha sido entregado en Cartagena con la presencia de la ministra de Defensa, Margarita Robles. Se trata del primero de cuatro encargos que a lo largo de los próximos años modernizarán la flota española y que se ejecutarán también en la ciudad de Cartagena con diseño y producción 100% española.

Mucho retraso, muchísimo; más de diez años… Ya hace dos y medio, en abril de 2021, los Reyes presidieron la ceremonia de puesta a flote del S-81 Isaac Peral (como vemos en la imagen que apoya esta información), submarino recibido al fin por la Armada este 30 de noviembre.

Además, en los próximos cinco años (si no se multiplican los retrasos) se irán sumando al nuevo submarino Isaac Peral los tres sumergibles restantes: S-82 Narciso Monturiol, S-83 Cosme García y S-84 Mateo García de los Reyes. Todos estos submarinos de la serie S-80 están entre los más modernos del mundo por las altas prestaciones que ofrecen.

Incidimos en el hecho de que es la primera vez que el diseño y la producción de los batiscafos es 100% española. Por ello, con esta realidad náutica y militar, España ha entrado a formar parte de los países con capacidad para diseñar submarinos, junto a Estados Unidos, Rusia, China, Japón, Corea, Francia, Inglaterra, Alemania y Suecia.

Características de los S-80

Con una eslora de 81,05 metros, un diámetro de 7,3 y un desplazamiento de más de 3.000 toneladas, el S-81 tiene capacidades únicas entre los submarinos no nucleares de la OTAN, asegura Navantia. Sus principales características, las que le distinguen de sus antecesores, son la autonomía, la discreción, la automatización y su altísimo nivel de seguridad.

  • Desplazamiento: 3.200 toneladas (3.700 en inmersión)
  • Eslora: 81,05 m
  • Manga: 11,68 m
  • Calado: 6,02 m
  • Potencia en inmersión: 3.600 kW
  • Velocidad: 12 nudos
  • Velocidad en inmersión: 20 nudos
  • Autonomía: 50-60 días en superficie / 20-30 días en inmersión
  • Tripulación: 7 oficiales, 18 suboficiales y 20 marineros

Este S-81 Isaac Peral está capacitado para misiones antisuperficie, antisubmarinas, operaciones a diversas profundidades, especiales y de evacuación de personal civil, recopilación de inteligencia o disuasión. Una de sus características más notables es su discreción. Por el especial diseño de su hélice, el Isaac Peral es casi imperceptible.

Tiene también una gran capacidad disuasoria. Es capaz de lanzar misiles a objetivos en tierra firme o instalar minas inteligentes en los fondos marinos. Está de hecho preparado para lanzar misiles Tomahawk. Por su alto nivel de automatización puede operar con una dotación de solo 32 personas, la mitad de la tripulación de otros submarinos.

Una tecnología puntera

El sistema de propulsión independiente del aire (AIP) es uno de los más avanzados y permite una gran autonomía operativa bajo el agua de hasta tres semanas sin necesidad de salir a flote.

Los submarinos convencionales no nucleares deben subir a una profundidad que se denomina ‘snorkel’ para recargar sus baterías. Lo hacen a través de unos periscopios que cogen el aire con el que arrancan los generadores, una operación que se realiza una vez al día y que les hace más vulnerables a la detección. Con el AIP se pueden recargar las baterías en inmersión con una pila de combustible.

Pero Navantia no ha llegado a tiempo de incluirlo en eI Isaac Peral. En realidad, tampoco lo tendrá el S-82 Narciso Monturiol, que debe entregarse en 2024. El avanzado AIP lo montarán el S-83 Cosme García y el S-84 Mateo García de los Reyes, que se estima lleguen en 2026 y 2028 respectivamente.

Retrasos y más retrasos

La idea del programa S-80 se forjó en la década de los 90, pero hasta 2004 no se llegó a firmar la orden de ejecución que contaba con cuatro submarinos por un valor cercano a los 2.300 millones de euros.

Fue el Consejo de Ministros de 5 de septiembre de 2003 el que aprobó el inicio de las actuaciones para la adquisición de cuatro submarinos y dos simuladores (uno de plataforma y otro táctico).

El 25 de marzo de 2004, aún con José María Aznar como presidente, el Ministerio de Defensa firmó la orden de ejecución de los cuatro submarinos; el primero debía ser entregado en 2013 (la Armada por fin lo ha recibido en Cartagena en 2023). Y es que no fue hasta julio de 2016 cuando se superó la Revisión Crítica del Diseño (CDR, por sus siglas en inglés) en el astillero de Navantia-Cartagena, asegurando la viabilidad del proyecto.

Es cierto que en 2005 se iniciaron los trabajos en el astillero que Navantia tiene en Cartagena. Pero el primero de los problemas surgió en 2012 por el exceso de peso del submarino. Se siguió un modelo de ingeniería de sistemas para buques de superficie, pero no para sumergibles.

Ingeniera de sistemas de la NASA

Dado que lo más parecido a un submarino es un cohete espacial, se cambió el proyecto y se eligió para ello un modelo de ingeniería de sistemas de la NASA. En enero de 2013 el programa pasó a denominarse S-80 plusen 2016 se revisó el diseño, y se demostró que el sumergible español era viable, gracias a superar el CDR que anteriormente hemos citado.

En julio de 2018, con la llegada de Margarita Robles al Ministerio de Defensa, se aprobó elevar el techo de gasto en más de 1.700 millones de euros. Al final, a fecha de finales de 2023, a casi cinco años de que se entregue el cuarto submarino, se calcula que el Estado invierta en los cuatro sumergibles casi 4.500 millones de euros. Un sobrecoste del 72,5% sobre lo previsto….

Y todo arduo trabajo finalizado con retraso, pero con éxito, o eso parece, tiene su recompensa. Ya hay países que han mostrado su interés en comprarnos este sumergible como Turquía, Canadá, Polonia o La India.

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