Doble sableo al contribuyente: pierde poder adquisitivo por la inflación y, si le suben el sueldo para compensarla, paga más IRPF
Sánchez vuelve a negarse a deflactar el IRPF en un escenario de inflación descontrolada. El contribuyente sufre así un doble prejuicio: pierde poder adquisitivo por la inflación y, si le suben el sueldo para afrontar la subida de precios, tributa más.
Cuando no se adapta el IRPF a la inflación, la población sufre una presión fiscal que no es proporcional al valor real de sus ingresos: el contribuyente, entonces, paga más a hacienda cuando su poder adquisitivo no ha aumentado.
Los principales economistas sostienen que no deflactar, en la situación actual que sufre España, equivale literalmente una ‘subida de impuestos por la puerta de atrás‘.
¿En qué consiste la deflactación del IRPF?
El IRPF es un impuesto progresivo, porque establece unos tramos de renta en los que pagan más quienes gana más. Sin embargo, Sánchez se niega a adaptar los tramos a la inflación.
Si bien los salarios se suben para adaptarlos al IPC -incremento del coste de la vida-, los tramos del IRPF no sufren una adaptación –deflactación– para que la presión tributaria tenga en cuenta la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los afectados.
De hecho, aunque Sánchez no suba directamente los impuestos vía decretazo o mediante otras artimañas, como el contribuyente ingresa más dinero, se dispara su tributación en cuanto salta de tramo.
- Primer tramo, hasta 12.450 €, se paga el 19%.
- Segundo tramo, hasta 20.199 €, se paga el 24%.
- Tercer tramo, hasta 35.199 €, se paga el 30%.
- Cuarto tramo, hasta 59.999 €, se paga el 37%.
- Quinto tramo, hasta 299.999 €, se paga el 45%
- Sexto tramo, a partir de 300.000 €, se paga el 47%.
Según recordó ‘Libre Mercado’, el mayor peso del IRPF recae sobre los contribuyentes con rentas de entre 30.000 y 60.000 € anuales: el 37,10% de toda la recaudación de ese impuesto sale de sus bolsillos.








