El Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, bajo la administración del presidente Lula da Silva, ha iniciado un proceso el viernes para considerar la posibilidad de restringir aplicaciones de mensajería como WhatsApp y Telegram en el país.
Este análisis se llevará a cabo mediante videoconferencias hasta el 26 de abril, fecha en la cual los jueces tomarán una decisión sobre si el tribunal puede temporalmente suspender el funcionamiento de estas aplicaciones de mensajería que se nieguen a proporcionar información sobre usuarios bajo investigación por delitos sin una sentencia firme.
Este voto tiene lugar en medio de acusaciones de persecución política contra el gobierno de Lula, que supuestamente está utilizando a los jueces de la Corte Suprema para censurar a la oposición en las redes sociales, solicitando la eliminación de cuentas y la supresión de publicaciones.
El juez a órdenes de Lula
El juez principal señalado como el brazo armado del Gobierno socialista es Alexandre de Moraes, quien ha sido responsable de ordenar el bloqueo de miles de usuarios opositores a Lula en Twitter. Sin embargo, Moraes adelantó su voto en contra de la medida, posiblemente para evitar un mayor escándalo en medio de un conflicto judicial abierto contra Elon Musk y la oposición.
Moraes se unió al juez Edson Fachín al expresar que la medida no parecía necesaria en este momento, pero su voto negativo sorprendió, dado que en el pasado él mismo había sido responsable de bloquear temporalmente Telegram, después de que la empresa se negara a entregar información personal de sus usuarios. Hasta el momento, los otros nueve jueces aún no han emitido su voto.
No es la primera vez que intentan hacer esto
La acción legal se inició en 2016 a través del partido Ciudadanía, basándose en una decisión del Tribunal de Sergipe que ordenó la suspensión de WhatsApp en todo el territorio nacional durante 72 horas.
WhatsApp se negó a violar la privacidad de los mensajes de la aplicación cuando el tribunal solicitó mensajes privados en un caso relacionado con la libertad de expresión.
En ese momento, Facebook (ahora Meta) afirmó que los mensajes estaban cifrados de extremo a extremo, lo que significaba que no almacenaban los mensajes en los sistemas de la aplicación ni podían acceder a ellos, y que solo el usuario podía hacerlo.
