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China hace trampas y Vox insta a Bruselas a acabar con el juego de la confusión

La UE “está tan obsesionada con su agenda ideológica” y “no protege al consumidor ni garantiza el funcionamiento del mercado interior”

Es el juego de la confusión de las empresas comercializadoras de China; sucede, se sabe, lo saben, pero todo sigue igual. Y esta historia dio comienzo allá en 2006, nada más y nada menos. Y Vox se ha empeñado en acabar con el engaño comunista.

Desde hace ya 18 años, los exportadores chinos utilizan un logo muy similar al impuesto por la Comisión Europea; es visible en todo tipo de productos.  Pero claro, el país asiático no suele cumplir con unos mínimos estándares de calidad que sí deben cumplir países del entorno europeo.

Y los chinos, que son expertos en las tretas, las trampas y en el juego de la confusión, utilizan un logo casi idéntico al de Europa; de esta manera hacen pasar sus mercancías como aquellas que han superado los controles europeos y que cumplen los requisitos que marca el denominado Espacio Económico Europeo.

CE como garantía para el consumidor

La Unión Europea cuenta con un logo, una marca con las iniciales CE (Conformidad Europea), muy reconocible por todos. Es una garantía para los fabricantes de que sus mercancías pueden comercializarse sin restricciones y de que estas son seguras.

Cuando una mercancía lleva esta marca, que no identifica el origen de producción, pero sí que cumple con las normativas, ofrece unas garantías mínimas de calidad, seguridad…

Pero como los chinos no conseguían pasar estos controles, comenzaron a incluir en sus productos un logo casi idéntico, también con las iniciales CE, de Chica Export, pero con las dos letras más juntas. El parecido entre ambos logotipos lleva a equívocos entre los consumidores, incapaces de reconocer el correcto.

AliExpress sigue ganando

Desde entonces, nadie ha movido ficha aunque asociaciones de consumidores de diversos países europeos han intentado hacer fuerza. De momento, AliExpress sigue ganando…

Ante esta situación que se alarga y estira para júbilo de los comunistas chinos, Vox ha enviado una carta a la Comisión Europea instándola a que inicie medidas; la primera, básica y sencilla, es la de cambiar el logo actual. El problema, apunta Vox en Europa, es que el sello de Conformidad Europea (CE) no está registrado como un logo de la UE, por lo que no se puede exigir la eliminación de la imitación asiática.

Vox frente a la agenda ideológica de la UE

Jorge Martín Frías, eurodiputado de Vox, es el encargado de esta propuesta ante Europa. En su demanda, señala que “la Comisión Europea está tan obsesionada con su agenda ideológica que ha perdido de perspectiva sus funciones básicas: proteger al consumidor y garantizar el funcionamiento del mercado interior”.

Además, “con su dejación de funciones está poniendo en riesgo al consumidor a la vez que fomenta y arropa prácticas desleales poniendo en riesgo el trabajo de fabricantes al permitir la entrada de productos chinos”.

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