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Cartas a Rambo: ¿Por qué los woke detestan el agua?

Querido Rambo, tras consultar con el consejo editorial de LA BANDERA, acepto asesorarte sobre tus dudas existenciales

Admirado Rambo: Contactaste con la redacción para conocer las razones del comportamiento irracional de los fanáticos de la pseudo religión woke, empeñados en el suicidio de la civilización occidental para devolverla al paleolítico, esclava de una oligarquía ultraizquierdista con sobrepeso que se llena los bolsillos en el proceso que, ni por asomo, se aplica a sí misma los mandamientos laicos que impone a un pueblo al que menosprecia.

Te revelo, amigo Rambo, que ese patrón de progresista lo encontré en un grupo de simios de cierto experimento. Si bien sólo leí una referencia en la prensa, para mí lo fundamental de la prueba radicaba en cómo explicó sin proponérselo el atavismo animal que rige las mentes de los colectivistas y su propensión al linchamiento.

El ensayo consistía en meter un grupo de simios en una habitación, ante una escalera desde la que se podía llegar hasta un plátano que colgaba del techo unido a una cadena. Un primer bicho sube y, al tirar del plátano, activa un aspersor que empapa al grupo.

Sorprendidos, los monos cundieron en agitación, ira y desconcierto, como sindicalistas ante la posibilidad de tener que doblar el lomo y trabajar. Tras varios intentos, los simios desistieron de la banana, porque equivalía a ducharse.

El mono Óscar se convierte en un matón

En la siguiente fase de la prueba, se sustituye un mono por otro recién llegado que desconoce la trampa. Llamémosle Óscar, por diferenciarle. Cuando Oscarcito se dirigía a la escalera, la manada lo agrede hasta que desiste de sus intenciones.

El punto es que, cuando se reemplaza un segundo mono, nuestro Óscar participa en el linchamiento al recién llegado sin saber la razón, porque lo hacían los otros.

Reconocerás, querido Rambo, el patrón de un izquierdista o nacionalista que ‘elige’ y se autoconvence para ejercer como tal, con la violencia e ignorancia acostumbradas, simplemente para no meterse en líos con los paletos de su aldea.

En cuanto al experimento, finalmente se reemplaza, mono a mono, cada animal del grupo de control hasta conformar una manada ignorante y violenta, que se dedica a zurrar a quien entra de nuevas y se le ocurre acercarse a la escalera. Y lo apalizan porque sí, por condicionamiento aprendido a mamporros, pues jamás supieron qué sucede al tocar el dichoso plátano.

Seguro que dedujiste, amigo Rambo, que existe un paralelismo en la aversión al agua de los simios y ciertos militantes woke y nacionalistas. El matiz es que el agua metafórica que repele los sectarios humanos consta de dos elementos: la libertad de pensamiento y la verdad, que desmiga sus dogmas como un polvorón. Por eso la odian con saña.

Tira del plátano, amigo Rambo

Concluyo, amigo, recordando que los simios son animales maravillosos y, como tales, no pueden elegir dejar de serlo, y así está bien: los monos deben hacer cosas de monos. Pero nuestra especie sí que posee la capacidad de escoger entre conducirse como personas o abdicar de la naturaleza humana y comportarse como bestias, abandonados al instinto violento.

Así, la manada woke elige abandonarse a la bajeza inoculada por el consumo masivo de la mentira en formato de propaganda, ignorando deliberadamente que dañar al prójimo es una aberración, máxime cuando la causa es su odio irreflexivo a quien no comparte su hez ideológica… y además son capaces de seguir creyéndose buenísimas personas mientras se limpian la sangre inocente de las manos.

Contra los woke, querido Rambo, una sugerencia: dedicarnos a tirar del plátano y ducharles con la verdad.

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