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Cierra la primera clínica ‘trans’ de la India por la congelación de fondos de USAID

‘USAID dio dinero a una clínica para transexuales en la India. Yo no lo sabía. Apuesto a que el pueblo estadounidense no lo sabía’.

Cierra la primera clínica trans de India, en la ciudad de Hyderabad tras la congelación de fondos de USAID. La ‘Clínica Mitr’ era financiada por los contribuyentes estadounidenses, y los detractores de semejante gasto señalaron que la prestación de esos servicios debe recaer en el Gobierno o el sector privado hindú.

El Gobierno Trump, en concreto, advirtió que financiar proyectos de semejante naturaleza en otros países, ni es una prioridad de los ciudadanos estadounidenses ni justifica el uso de su dinero.

‘Apuesto a que el pueblo estadounidense no lo sabía’

La clínica abrió en 2021 a instancias de una alianza entre USAID y la Universidad Johns Hopkins en el marco del llamado ‘Plan de Emergencia del presidente para el Alivio del Sida’. Según recoge ‘Voz Media’, el senador John Kennedy, feroz crítico de la financiación con fondos federales de la Cínica Mitr y otras organizaciones ideologizadas en el extranjero, declaró al respecto lo siguiente:

“USAID dio dinero para apoyar vehículos eléctricos en Vietnam con el dinero de nuestros contribuyentes. USAID dio dinero a una clínica para transexuales en la India. Yo no lo sabía. Apuesto a que el pueblo estadounidense no lo sabía. Musk también descubrió que se dieron 1,5 millones de dólares a organizaciones LGBT serbias. Recibieron el dinero para fomentar la diversidad, la equidad y la inclusión en los lugares de trabajo y las comunidades empresariales serbias».

Presupuesto ‘humanitario’ gigantesco para organizaciones y grupos de presión de ultraizquierda

El cierre de Mitr forma parte de la estrategia genérica de la Administración Trump de cortar el derroche de dinero público mediante las auditorías del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), encabezado por Elon Musk.

USAID figura en el punto de mira de la nueva Administración, porque su presupuesto anual gigantesco se ha destinado a financiar organizaciones ideológicas, grupos de presión ideológicos y políticos de ultraizquierda e incluso el terrorismo islámico (con 700 millones), objetivos ajenos a su supuesta motivación humanitaria.

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