Saltar el contenido

El coste emocional de ser autónomo: un estrés constante; “a ojos de Hacienda somos delincuentes”

Situación de estrés y exigencia que implica la incertidumbre de no saber cuáles serán tus ingresos a final de mes

¿Cómo es trabajar siendo autónomo? Parece que en precarias condiciones, con muchos sacrificios y un coste emocional demasiado elevado. Todo sumado a cargas fiscales y sociales a veces inviables. Lo ha recogido la Confederación de Trabajadores Autónomos (CTAC) en su último informe.

«Es un estrés constante, siempre has de estar pendiente de todo. Sueño que me estoy olvidando cosas»; «a ojos de Hacienda somos unos delincuentes» o «no conozco a ninguna mujer autónoma que haya agotado todo el permiso por maternidad» son algunas de las reflexiones sobre el coste emocional del autónomo que recoge CTAC.

Una radiografía del coste emocional de trabajar por cuenta propia que habla de la soledad y angustia que sienten con mayor o menor frecuencia, de las dificultades para conciliar que les generan jornadas habituales de más de 50 horas semanales o de lo complicado que puede ser por momentos interactuar con la Administración.

“Los autónomos somos a las grandes empresas lo que las piezas pequeñas a los coches, sin ellas no funcionarían”, reivindica el presidente de CTAC, la división, Dani García.

Aspectos emocionales

Con la voluntad de medir el sentir y los aspectos más emocionales de lo que significa ser autónomo, la organización encargó a una empresa de reclutamiento un estudio cualitativo a través de grupos de discusión. Desde abogados hasta comerciales, pasando por cocineros o entrenadores personales.

El resultado: un coste emocional demasiado elevado. Situación de estrés y exigencia que implica la incertidumbre de no saber cuáles serán tus ingresos a final de mes: «Si no hago algo siempre es como si estuviera perdiendo el tiempo». No en vano, el 25% de los autónomos trabaja habitualmente más de 50 horas semanales, mientras entre los asalariados es habitual entre el 2,8%.

Incertidumbre de ingresos

Esa incertidumbre de ingresos mezclada con jornadas dilatadas y condimentada con la soledad en la que muchos autónomos de negocios unipersonales manejan su día a día sumerge a una mayoría de autoocupados en una suerte de montaña rusa emocional.

Hay dos focos de preocupación habitual que han detectado desde CTAC. Por un lado, que uno o varios clientes dejen de abonar facturas o se retrasen y ello deje al autónomo vulnerable para pagar sus propias facturas o cuotas a la Seguridad Social.

Otro es la interlocución con la Administración, no siempre fácil. «Cuando me llega un aviso de Correos de que tengo que ir al día siguiente a recoger una notificación no duermo la noche antes«.

Desde CTAC reclaman más «empatía» a las distintas administraciones y, sin caer en la permisividad o la inseguridad jurídica, sí que aumenten los recursos para agilizar la comunicación y no restringirla a notificaciones vía correo electrónico.

¿Vale la pena?

Las dudas de si vale la pena hacerse autónomo son constantes entre el colectivo, hasta el punto de que solo el 2% afirman no titubear. «Tan pronto la gente piensa que hacemos lo que queremos como que somos gente rara que hemos decidido vivir en la inestabilidad permanente”. 

En definitiva, un coste emocional que al final tiene graves consecuencias físicas y mentales para la mayoría de los mortales y sufridores autónomos de este país, obligados a aportar año tras año más a las arcas del Estado Socialcomunista.

Deja tu respuesta