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EL PROGRAMA SÁNCHEZ ESTÁ FUERA DE CONTROL

—Permítanme decir lo que he venido a decir, después hagan lo que quieran. No intentaré detenerlos. —¡Habla! —El programa Smith está fuera de control. Pronto se esparcirá por esta ciudad como lo hizo en la Matrix. No podréis detenerlo. Ayer La Gaceta publicaba el siguiente artículo: “Sánchez prepara una reforma electoral a la carta para blindarse en el poder”. El programa Sánchez está fuera de control. La palabra «programa» se ajusta al personaje a la perfección, porque como bien dice Begoña Gerpe, si pudiéramos ver su interior, solo encontraríamos cables.

Ahora atiendan como nunca porque vengo del futuro… y les voy a contar qué es lo que va a suceder: Acorralado por la corrupción, su arremetida fue implacable. Las galeras periodísticas rugían al ritmo de los tambores. A golpe de BOE, las voces disidentes quedaron ahogadas. Ya no existían contrapoderes, no quedaba institución o empresa pública que no jurase vasallaje al partido. La justicia, amedrentada por los linchamientos mediáticos, terminó subyugada. Sánchez cambió el tablero de juego de tal modo que hizo imposible la alternancia.

A finales del año 2026 Pedro Sánchez convocó elecciones y se hizo de nuevo con el poder. Ese fue el inicio oficial del nuevo régimen. Esas elecciones sellaron el destino de España. Hasta entonces había gobernado desdiciéndose: con ministros comunistas, habiendo concedido una amnistía, según sus propias palabras, ilegal e inconstitucional, y ultimando el blanqueamiento del brazo político de ETA. Pero en las elecciones del 26, Sánchez se presentó mostrándose abiertamente, ahora sí, como el Conducator del nuevo Frente Popular… y ganó.

Ahí es donde consiguió amnistiarse a él mismo y donde terminó de legitimar su proyecto totalitario. Con el tiempo, Sánchez terminó ilegalizando a Vox y destruyendo lo que quedaba del Partido Popular, dejando solo una carcasa… un pelele espantaviejas que agitaba periódicamente a su gusto. ¿Cómo la derecha pudo perder las elecciones del 26? Exactamente del mismo modo en que perdió las del 23.

El PP cayó de nuevo en el espejismo, convenciéndose a sí mismos de algo que en el fondo sabían imposible: que ellos solitos podrían arrebatarle el poder al autócrata. Creyeron que la corrupción haría cambiar el voto de los “decentes votantes socialistas”. ¡Total! Feijóo les ofrecía un producto muy parecido… pero sin Koldo, Ábalos, Bergoño y demás Chirimoyos. Pero ellos mismos saboteaban su propia estrategia. ¿Cómo? Haciéndole la campaña a Sánchez.

Se encargaban de alimentar brutalmente el miedo que mantenía cautivos a ciertos votantes socialistas: —Sí. Puede ser que Sánchez sea un psicópata, pero lo que no podemos permitir es que la ultraderecha, que tiene infiltrada a la peligrosa secta del Yunke, que actúan como batasunos, como nazis y que son socios del dictador Putin, llegue al poder.

—¿Pero de dónde has sacado tú que los de VOX son unos yunkeros, batasunos, nazis y putinejos? —¡Del Partido Popular y sus medios! ¡Pero si es la misma derecha quien lo dice! ¿Cómo no voy a votar a Sánchez? Será malo… pero es “el menos malo”. —Bueno… ¿y por qué no votas al Partido Popular? —¡Pero si es precisamente el Partido Popular el que meterá a VOX en el Gobierno! Y ahí es donde el PP creyó que podría revender a la izquierda una mercancía que ya rechazaron en las elecciones del 23: que ellos solitos conseguirían suficientes escaños y no abrirían las puertas del Gobierno a la peligrosa ultraderecha.

Pero ningún asesor se atrevió a señalar que Feijóo estaba desnudo. ¡Que el PP ya había gobernado en coalición con VOX! Que el PP, a ojos de la izquierda ¡ya era indistinguible de VOX! Que cada vez que insultaban a VOX, se pegaban un tiro en el pie y afianzaban el voto socialista.

¡No se daban cuenta de que Sánchez y sus ministros utilizaban los ataques que la derecha mediática había creado! Sánchez y sus ministros hacían campaña desde la tribuna del Congreso de los Diputados ¡citando a Federico Jiménez Losantos! Y pasadas las elecciones, de nada importaron ya las disquisiciones de Feijóo sobre si incluiría o no a VOX en el Gobierno, porque con su nefasta estrategia el Frente Popular consiguió de nuevo los escaños necesarios para encumbrar a quien, a la postre, terminaría siendo también su verdugo.

Por eso les digo… atiendan bien, porque por improbable que les parezca, solo existe esta posibilidad para cambiar la historia: Debe darse una circunstancia igual de inconcebible que el diálogo con el que empezábamos el artículo entre Neo y la IA: —El programa Sánchez está fuera de control. No nos jugamos una legislatura, nos jugamos la supervivencia de ambas formaciones políticas y el futuro de España. Si no le hacemos frente ahora, ya no podremos detenerlo. Feijóo debe romper inmediatamente toda relación con el Gobierno y llamar a Abascal.

Se deben aparcar todas las diferencias y codo con codo plantar cara al nuevo Frente Popular. Si quiere sobrevivir, el Partido Popular debe cambiar de estrategia, debe renunciar al socialismo y colocarse en el lado correcto del muro. ¿Acaso no habéis aprendido nada de Sánchez? ¿No recordáis lo amable que fue con SUMAR en las elecciones del 23? ¿Por qué motivo lo haría, lumbreras? Solo así, aceptando sin reparos a vuestro socio natural, configurando una alternativa nacional: Partido Popular y VOX, independientes pero asociados en esta cruzada vital y junto a la acción de la sociedad civil…

solo así, tendremos una pequeña oportunidad de escapar de décadas de dictadura socialista. No quedan contrapoderes, las instituciones están colonizadas, la justicia sitiada y la prensa totalmente comprada. Si Feijóo no mueve ficha ya… España está condenada.

Onvre Deconstruido

1 Comment

  1. Juan Gutiérrez Díaz
    Lun 21 abril 2025 @ 16:42

    Excelente artículo de opinión.
    Trágicamente no veo al PP cambiando su línea «perpendicular» a la PS»OE». Hasta que no caiga el muro de Bruselas y vean peligrar sus asientos y con ello su poder, no cambiarán.

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