Inteligencia Nacional señala que el narcorrégimen socialista usa a los pandilleros como agentes en EEUU, Chile, Colombia, Ecuador y Perú
La Oficina de la Directora de Inteligencia Nacional (ODNI) de Estados Unidos, liderada por Tulsi Gabbard, difundió un informe en el que acusó a funcionarios del régimen narcosocialista venezolano de facilitar la entrada ilegal de integrantes del Tren de Aragua (TdA) con el propósito de «desestabilizar Gobiernos y socavar la seguridad pública».
El documento sostiene que, según informes del FBI y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) recopilados hasta febrero de 2024, «funcionarios del gobierno venezolano facilitan la migración de miembros del TdA desde Venezuela a EEUU y los utilizan como agentes en Chile, Colombia, Ecuador, Perú y EEUU para avanzar en los objetivos del régimen de desestabilizar Gobiernos y socavar la seguridad pública».
El informe también reveló que el régimen del dictador Nicolás Maduro tolera la operación del Tren de Aragua dentro de Venezuela. Incluso señala que ciertos funcionarios de la dictadura podrían colaborar con esta organización criminal para obtener beneficios económicos.
Los criminales exportados por el chavismo se lucran con el tráfico de personas
Entre 2021 y 2024, el número de encuentros con ciudadanos venezolanos en la frontera entre Estados Unidos y México aumentó considerablemente y el informe sugiere que algunos pueden haber pertenecido al Tren de Aragua, porque los pandilleros se integran con la gente que huye de la dictadura chavista y aprovechan para lucrarse del tráfico de personas.
Además, la ODNI expuso que «se han reportado instancias de cooperación entre funcionarios del régimen y diversos grupos armados o criminales (como el ELN colombiano o Los Colectivos), de manera ad hoc y motivadas por intereses como el control territorial, la defensa ante amenazas percibidas de invasión o ganancias individuales».
El chavismo provoca un éxodo con hambre y violencia para que huya la disidencia interna
Finalmente, el informe subrayó que el narcorrégimen socialista también ha capitalizado la tragedia migratoria que provocó —una auténtica diáspora de más de ocho millones de venezolanos— para reducir la presión política interna.
Esta estrategia le ha permitido al auto investido dictador Maduro expulsar disidentes, recibir remesas que alivian la crisis económica y generar complicaciones políticas y logísticas a gobiernos adversarios, especialmente al de Estados Unidos.








