Con una política de inmigración neta cero, habría un superávit anual de 130.658 viviendas, según un informe de CEU-CEFAS
España vive un momento muy turbulento debido a la entrada de todo tipo de inmigración: inmigración masiva que todo el mundo puede ver en casi cualquier ciudad o pueblo de España. El efecto llamada que inició Zapatero tiene ahora continuidad con Pedro Sánchez, que lo sigue alentando. Y afecta a la vivienda.
Por ello, por la entrada de tanto inmigrante de forma descontrolada, la carestía de vivienda no existiría o desaparecería en muchas zonas de España. La inmigración masiva es una de las principales causas de la crisis de vivienda que hay en España. Esa es una de las conclusiones que se extraen del informe ‘El problema de la vivienda en España’, elaborado por el demógrafo Alejandro Macarrón, responsable de Estudios y Análisis Social de CEU-CEFAS.
El estudio indica que la llegada de 3,5 millones de inmigrantes de países de fuera de la Unión Europea en la última década, sumando parados y gente que quiere trabajar, pero no busca empleo, ha incrementado la demanda de vivienda, especialmente en alquiler.
Inmigración neta cero
Por eso, Alejandro Macarrón propone “adoptar una política de inmigración neta cero mientras no se alcance el pleno empleo ayudaría a reducir la presión sobre el parque de viviendas disponible».
Según señala, si hubiera inmigración cero, habría un superávit anual de 130.658 viviendas, tomando como baremo 2023. Esta cifra se reduciría, aunque también sería positiva, en la Comunidad de Madrid, una de las regiones con más carestía, en donde habría 18.085 nuevas casas disponibles al año sin inmigrantes.
Otras causas de la carestía de la vivienda son la “obstrucción y lentitud en permisos”, generando retrasos de hasta 15 años en proyectos urbanísticos o el “amparo legal y fáctico a la okupación y la inquiokupación”. Esto “desincentiva la inversión en el sector, y reduce la oferta de vivienda en alquiler”. También una “fiscalidad muy elevada”.
Desestructuración familiar
Otra de las causas llamativas o novedosas que señala el estudio del CEU-CEFAS es la “desestructuración familiar”. Una “alta tasa de divorcio y la caída de la nupcialidad generan mucha demanda adicional de viviendas, contribuyendo al déficit habitacional”. Por ello, “con las pautas familiares actuales hacen falta tres millones largos más de viviendas que los necesarios con las pautas de hace 50 años”.
En definitiva, España vive una de sus peores crisis habitacionales, con precios en constante ascenso, reducción de la oferta de alquiler y un retraso medio en la emancipación de los jóvenes hasta los 30 años.
Vivienda social y otras medidas
En este sentido, la construcción de vivienda social, una de las soluciones aplicadas en el pasado, ha caído drásticamente en las últimas décadas, con apenas 8.000 unidades construidas al año en la última década, frente a las más de 150.000 que se construían hace cincuenta años.
Ante esta situación, el estudio propone medidas como la reducción de la carga burocrática, la liberalización del suelo, la tolerancia cero con la ocupación, una mayor seguridad jurídica, la liberalización del mercado del alquiler, el control de la inmigración, el control de la inversión extranjera o el fomento de la colaboración público-privada.








