El Banco Sabadell ha dado un giro decisivo en su estrategia de defensa frente a la opa hostil lanzada por el BBVA. En una doble junta extraordinaria celebrada este miércoles en la Fira de Sabadell, los accionistas de la entidad catalana aprobaron por una abrumadora mayoría del 99,6% la venta de su filial británica TSB al Banco Santander por más de 3.000 millones de euros. Justo después, se dio luz verde al reparto de un dividendo extraordinario de 2.500 millones, que refuerza la posición del banco y lanza un mensaje nítido a los mercados: el Sabadell quiere seguir siendo independiente y con músculo financiero.
Una operación rentable y con mensaje político-financiero
Josep Oliu, presidente del Sabadell, insistió durante su intervención en que la venta de TSB no responde a presiones externas, sino a una oportunidad de mercado claramente favorable. La operación, que podría alcanzar los 3.300 millones si se ajusta el precio por condiciones de mercado, permitirá a la entidad centrarse en su negocio principal en España. El consejero delegado, César González-Bueno, fue aún más claro: “Es una operación muy buena para el banco y para los accionistas”.
El banco catalán compró TSB en 2015 por cerca de 2.000 millones. Desde entonces, su rentabilidad ha sido cuestionada y varias entidades británicas habían mostrado interés en hacerse con ella. Ahora, el Sabadell decide soltar lastre justo en el momento en que el BBVA presiona con una oferta de compra.
El dividendo de 2.500 millones: premio a la lealtad
Uno de los aspectos más relevantes aprobados en la junta fue el reparto de un dividendo extraordinario de hasta 2.500 millones de euros, previsto para abril de 2026. Pero hay una cláusula que podría cambiar los planes de más de un inversor: quienes vendan sus acciones antes de esa fecha o acepten la opa del BBVA no podrán acceder a este pago. Un incentivo directo para mantener la calma y rechazar la propuesta del banco de origen vasco.
La sombra del BBVA en el turno de preguntas
Aunque la junta no tenía como punto oficial debatir la oferta de adquisición, la operación del BBVA estuvo presente durante las intervenciones de los accionistas. Miquel Roca, secretario del consejo, pidió prudencia y recordó que aún no se ha presentado el folleto ante la CNMV. Sin embargo, González-Bueno aprovechó para exigir claridad al BBVA en su oferta, especialmente en cuanto a dividendos, sinergias reales y rentabilidad futura.
Según el CEO, las previsiones actuales del Sabadell superan ampliamente las estimaciones del BBVA. En este contexto, resulta clave recordar que el BBVA continuará con su opa al Sabadell pese al veto del Gobierno, lo que añade presión institucional y política a una operación que ya divide al mercado.
Récord de beneficios y nuevo plan estratégico
Al margen de la venta de TSB, el Sabadell atraviesa su mejor momento financiero. Entre enero y junio registró un beneficio neto de 975 millones, un 23% más que el año anterior. Además, ha anunciado un nuevo plan estratégico con una rentabilidad prevista del 16% para 2027 y una hoja de ruta clara: repartir 6.300 millones entre sus accionistas en los próximos tres años.
La inversión crediticia crece un 6,1% interanual, las hipotecas un 44% y el crédito a empresas un 30% en solo un trimestre. Cifras que consolidan la recuperación y fortalecen la independencia frente a propuestas de integración.
El futuro inmediato: todo en manos de los accionistas
La venta de TSB y el dividendo extraordinario no solo fortalecen la posición del Sabadell, sino que elevan el listón para cualquier intento de fusión. A partir de septiembre, el BBVA tiene previsto iniciar formalmente su opa al Sabadell, un proceso que estará marcado por la batalla de narrativas entre mantener la autonomía o integrarse en un gran grupo.
Mientras tanto, el banco catalán se protege con dinero en caja, buenos resultados y una estrategia clara: seguir solo, pero más fuerte.








