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La mejor piscina de Europa está en la España vacía

La localidad de Castromonte en Valladolid acoge este espacio único en medio mundo: una piscina que en realidad es un proyecto de ocio global

El mayor premio de arquitectura que concede la UE, el Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea Mies van der Rohe, estuvo a punto de ir a Castromonte (Valladolid) el año pasado. Su casi destinatario: una piscina que es realmente un edificio multiusos.

«El proyecto pretendía activar la memoria de la gente», dice su autor Óscar Miguel Ares. Así lo recoge la revista Arquitectura Viva.

Admirador de La Isla en el Manzanares de Gutiérrez Soto y de las Picornell de Barcelona, Ares no había diseñado ninguna piscina hasta que recibió el encargo. Pero tenía claro que la suya debía ser un reflejo de la idiosincrasia local y del diálogo entre lo tradicional y lo disruptivo.

Por un lado, la piedra sin tallar de los muros remite a las tapias típicas de la zona. Por otro lado, la cubierta de vigas prefabricadas hace pensar en los aerogeneradores, indisociables ya del skyline castromontino…

Bienal de Venecia

La piscina, en el quinto verano desde su inauguración, se ha convertido en icónica. No solo para la región y sus habitantes, sino incluso para la Bienal de Venecia de Arquitectura.

En Castromonte y sus dos pedanías hay empadronados 326 habitantes y 80 aerogeneradores. La escasa rentabilidad de la agricultura y la fuerte inversión de las multinacionales del viento explican que hoy la localidad esté rodeada de aspas gigantes, como apunta El Mundo.

Los impuestos a los molinos, a su vez, permiten al ayuntamiento poner en marcha servicios e infraestructuras propios de cualquier urbe mediana. La piscina es uno de los espacios financiados con los réditos del «oro eólico», como lo denomina el arquitecto Óscar Miguel Ares. Su ejecución entre 2020 y 2021 costó 450.000 euros.

«Zonas como éstas se están convirtiendo en el patio trasero de las ciudades. Los parques eólicos y fotovoltaicos dejan unas ingentes plusvalías que, los municipios que actúan de forma inteligente, hacen revertir en los ciudadanos en forma de equipamientos«, constata en el corazón del nodo energético de La Mudarra.

Construcción de autor

«El conjunto se construyó a partir de las piedras de derribo del vallado original de la parcela. Recurrimos a maestros canteros de la comarca que estaban a puntito de desaparecer», añade Ares. «Para las vigas de hormigón se utilizaron áridos del lugar, cuya textura y color se asemejan a los de los muros de mampostería». El proyecto busca sintetizar esta dualidad -vernáculo e industrializado, pesado e ingrávido- «de forma poética«.

El resultado lleva cuatro años llamando la atención de las revistas y webs españolas dedicadas a la construcción de autor.

Y ahora ha adquirido gran relevancia gracias al Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea Mies van der Rohe. El edificio quedó entre los 40 finalistas en la edición del año pasado gracias a su diseño elegante, su apuesta por la economía circular y su contribución a la lucha contra la despoblación. Por descontado, era la única piscina entre los candidatos.

La España vaciada

«En el pueblo de Castromonte dicen que he conseguido que vuelvan sus nietos. En verano vienen más niños gracias a la piscina«, señala un arquitecto que afirma haber leído y releído ‘La España Vaciada’ de Sergio del Molino. «Ha posibilitado el retorno de muchos vecinos que en esta época no venían y que, ahora, prácticamente se quedan todas las vacaciones. Es un aliciente de ocio importante».

Espacio para el encuentro

Pero esta piscina es mucho más que eso. En realidad, es un espacio para el encuentro. Aquí se proyectan las películas del festival de cine descentralizado Lazos, se da la salida a carreras populares… “En el estudio siempre hemos tenido claro que no queríamos hacer arquitectura-espectáculo, sino arquitectura para la gente… Trabajamos en municipios pequeños y sabemos que un edificio tiene que albergar dentro todo lo posible. Una biblioteca o una piscina son sólo eso en una ciudad, pero en un pueblo tienen que ser muchas más cosas. Si hay un lugar donde la arquitectura sirve como revulsivo social y tiene capacidad de revertir la despoblación de alguna manera, es aquí. Hablamos de una zona deprimida socialmente, pero no económicamente«.

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