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Gran Canaria destapa casi 200 casos de mutilación genital femenina desde 2020

La mayoría de las víctimas son mujeres migrantes de países con alta prevalencia. Sanidad pide protocolos urgentes para mejorar la atención

Desde 2020, los servicios sanitarios de Gran Canaria han detectado 191 casos de mujeres víctimas de mutilación genital femenina (MGF). Muchas de ellas llegaron desde países como Nigeria, Somalia, Guinea Conakry, Guinea-Bisáu o Costa de Marfil, donde esta práctica es aún frecuente.

Los datos fueron expuestos durante la mesa precongresual de la XLIII Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología y el XX Congresso da Associação Portuguesa de Epidemiologia, centrada este año en Salud y Migración.

La cifra podría ser mucho mayor

Según Artemi Dámaso, matrona de la Gerencia de Atención Primaria de Gran Canaria, estas cifras podrían ser solo la punta del iceberg. En Canarias hay una comunidad mauritana establecida desde hace décadas, país donde más del 65% de las mujeres han sido víctimas de mutilación. Sin embargo, a muchas de ellas nunca se les ha preguntado por ello en una consulta médica.

¿Cuándo empezó a cambiar el enfoque?

Fue a partir de la pandemia de covid-19 cuando los equipos sanitarios comenzaron una estrategia específica para acercarse a la población migrante. Se incluyó por primera vez una pregunta directa sobre la mutilación genital femenina, una cuestión tan delicada como necesaria.

Las respuestas afirmativas revelaron una realidad silenciada. La experiencia motivó la creación de la primera guía de asistencia a víctimas de MGF en Canarias, elaborada por personal sanitario con el apoyo de asociaciones africanas como Dimbe.

La mutilación no es su único sufrimiento

Muchas de estas mujeres también han sido víctimas de violencia sexual, de género, explotación laboral o trata. Como explica Dámaso, “para algunas, lo de menos es haber sido mutiladas”.

Los efectos físicos de la MGF son severos:

  • Dolor durante la menstruación
  • Infecciones urinarias recurrentes
  • Incontinencia
  • Ausencia de placer sexual y dolor en las relaciones

Algunas dolencias pueden aliviarse con tratamientos como fisioterapia, pero muchas se cronifican, afectando gravemente la calidad de vida.

Sin protocolo nacional, pero con una guía útil

Actualmente no existe un protocolo estatal para abordar la mutilación genital femenina, lo que convierte a la guía canaria en una herramienta fundamental. Enseña a los profesionales cómo formular preguntas difíciles con empatía y a detectar los síntomas físicos y emocionales asociados a esta práctica.

El reto de acompañar y no perder el contacto

Uno de los principales desafíos es el seguimiento. Muchas de estas mujeres no permanecen en Canarias, sino que siguen camino hacia otros países europeos, dificultando los tratamientos.

A esto se suma la barrera cultural y lingüística. Por ello, los expertos insisten en la necesidad de incorporar mediadores culturales, que no solo traduzcan, sino que expliquen conceptos de salud, dolor o enfermedad desde ambas perspectivas.

Un problema invisible que necesita respuestas urgentes

La mutilación genital femenina no es solo una herida física. Es una marca invisible que condiciona la salud y la dignidad de miles de mujeres en Europa. Que Gran Canaria haya detectado casi 200 casos en cinco años es una alerta para todo el sistema sanitario español.

Los profesionales piden protocolos nacionales, más formación y recursos, y sobre todo, una mirada respetuosa y valiente que no mire hacia otro lado.

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