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Masacre en Cabo Delgado: extremistas islámicos decapitan a cuatro cristianos en Mozambique

Sigue el genocidio contra los cristianos en África ante el silencio de buena parte de la comunidad internacional

La provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, vuelve a ser escenario de una masacre perpetrada por terroristas yihadistas. Al menos cinco personas fueron asesinadas, cuatro de ellas decapitadas, durante un violento ataque llevado a cabo por miembros del grupo vinculado al Estado Islámico en África Central (ISCA). Este nuevo episodio de violencia se registró en la localidad de Mocímboa da Praia, específicamente en el barrio Filipe Nyusi.

Ataque selectivo y secuestros en la comunidad cristiana

Según informaron fuentes locales, los atacantes recorrieron el vecindario puerta por puerta, seleccionando a sus víctimas antes de ejecutarlas brutalmente. Además de los asesinatos, tres personas fueron secuestradas, una de las cuales —trabajador de una ONG— fue posteriormente liberada tras el pago de un rescate, según declaró el administrador del distrito, Sérgio Cipriano, a Radio Mozambique.

Persecución religiosa: cristianos en la mira del yihadismo

Desde 2017, Cabo Delgado se ha convertido en el epicentro del terrorismo islamista en el sur de África. La insurgencia, protagonizada por milicias conocidas localmente como Al Shabaab (sin conexión directa con el grupo somalí del mismo nombre), ha causado miles de muertes y cerca de un millón de desplazados. Sus ataques se centran principalmente en aldeas cristianas, templos religiosos y comunidades vulnerables, en lo que muchos expertos describen como una limpieza étnico-religiosa sistemática.

Incendios y desplazamiento forzado: el terror se extiende

Durante el ataque, los extremistas no solo asesinaron a civiles indefensos, sino que también incendiaron viviendas y sembraron el pánico entre la población local. Como resultado, cientos de familias huyeron en busca de refugio, agravando aún más la crisis humanitaria que azota la región.

Silencio internacional ante una persecución sistemática

La violencia contra los cristianos en Mozambique se ha convertido en una práctica habitual: decapitaciones públicas, quema de iglesias y desplazamientos forzados son solo algunos de los crímenes documentados. Pese a la gravedad de los hechos, la comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos han mantenido un preocupante silencio, sin aplicar medidas efectivas ni sanciones significativas.

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