El Gobierno de Zapatero intentó paralizar una operación policial contra la red de extorsión de ETA en plena negociación
En junio de 2006, apenas tres meses después de que ETA anunciara su alto el fuego permanente, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero intentó evitar la detención de trece miembros de la red de extorsión de la organización terrorista. Así lo confesó Jesús Eguiguren, negociador del Gobierno en aquel momento, durante un encuentro en Ginebra con representantes de la banda.
Según recogen las actas internas de ETA —reveladas por The Objective y obtenidas tras la detención del dirigente etarra Francisco Javier López Peña, alias «Thierry», en 2008—, Eguiguren culpó al entonces juez de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska (actual ministro del Interior), de haber puesto en riesgo el proceso de diálogo con sus decisiones judiciales.
«Fue un accidente grave. Lo intentaron pero no pudieron pararlo», declaró Eguiguren en relación a las detenciones.
La operación frustrada por el «chivatazo» del bar Faisán
La operación policial, que finalmente acabó desmantelando una red de financiación de ETA mediante extorsiones, estaba planificada para ejecutarse un mes antes. Sin embargo, se retrasó tras el conocido chivatazo del bar Faisán en Irún, donde un agente policial alertó a Joseba Elosua de que sería arrestado si entregaba fondos a su contacto en Francia.
En sus conversaciones con ETA, Eguiguren explicó que desde Madrid se había dado instrucciones a la Policía Nacional, la Guardia Civil, la Ertzaintza y la policía francesa para que no efectuaran arrestos. Sin embargo, admitió la dificultad de coordinar a todos los cuerpos de seguridad, señalando que la Guardia Civil “solo obedece al Duque de Ahumada”, en alusión a su independencia operativa.
ETA llamaba a Zapatero «Gorburu» y amenazó con romper el proceso
Las actas revelan que ETA se refería a Zapatero con el apodo de «Gorburu», una combinación de euskera y castellano que puede traducirse como «jefe del Gobierno» o «cabeza roja». El líder de la delegación etarra, Josu Ternera, expresó su descontento por las detenciones, considerando que confirmaban la «continuidad represiva» contra la izquierda abertzale.
«El proceso se para», advirtió Ternera con contundencia.
El diálogo entró en crisis: kale borroka, presos y doctrina Parot
En las reuniones de septiembre de 2006, el clima entre ambas partes se tensó. El mediador del Centro Henri Dunant describió las conversaciones como “en estado crítico”. ETA exigía el fin de la política de dispersión de presos, el fin de la doctrina Parot y la legalización de Batasuna como condiciones para continuar el diálogo.
El Gobierno intentó salvar el proceso ofreciendo soluciones para casos concretos, como el del preso Iñaki de Juana Chaos, y proponiendo medidas de flexibilización penitenciaria. A cambio, exigía a ETA que cesara la kale borroka y pusiera fin a las cartas de extorsión.
ETA rompió la tregua: armas robadas y atentado en Barajas
A pesar de los intentos por retomar la negociación, las advertencias de ETA fueron cada vez más firmes. Ternera llegó a amenazar:
«Si queréis una negociación técnica, nos tendréis enfrente otros 40 años».
Finalmente, la tregua se rompió. En octubre de 2006, un comando de ETA robó 350 pistolas en Francia, y en diciembre perpetró el atentado en la T-4 del aeropuerto de Barajas, donde murieron dos personas. Con ese ataque, el proceso de paz impulsado por Zapatero quedó oficialmente enterrado.








