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Netflix se desploma en bolsa: Elon Musk provoca una pérdida de 20.000 millones con su boicot al “contenido woke”

Un tuit, 20.000 millones menos

El poder de influencia de Elon Musk vuelve a quedar en evidencia. El empresario sudafricano y dueño de X (antes Twitter) lanzó el 1 de octubre una campaña de boicot contra Netflix, acusando a la plataforma de promover “contenido woke”. Cinco días después, el gigante del streaming ha perdido 19.400 millones de dólares en valor de mercado.

La reacción fue inmediata. Tras el mensaje “Cancela Netflix por la salud de tus hijos”, publicado por Musk ante sus 226 millones de seguidores, las acciones de la compañía cayeron un 4,3 % en apenas día y medio, pasando de 1.198,92 $ a 1.153,32 $ por acción, según datos de Bloomberg.

Actualmente, el valor bursátil de Netflix ronda los 470.600 millones de dólares, frente a los casi 490.000 millones que tenía antes del boicot.

La serie que encendió la mecha

El detonante fue la serie animada El punto muerto: Un parque paranormal, una producción británica de Hamish Steele. La historia de Barney, un adolescente homosexual y transexual, y de Norma, una joven autista de origen pakistaní, fue señalada por grupos conservadores de EE. UU. como “propaganda de ideología de género”.

Entre ellos, la congresista Marjorie Taylor Greene, quien pidió públicamente a los padres cancelar sus suscripciones. Musk amplificó el mensaje desde su cuenta, provocando una ola de cancelaciones y una nueva batalla cultural entre el “contenido progresista” y el “consumo libre de ideología”.

Musk, el activista anti-woke

El dueño de Tesla, SpaceX y X ha convertido su guerra contra el “virus woke” en parte de su marca personal. En los últimos meses ha arremetido contra compañías como Disney, Apple o Wikipedia, e incluso ha anunciado su intención de lanzar “Grokipedia”, una alternativa de IA “libre de censura” (ver también Elon Musk quiere acabar con Wikipedia y lanzará Grokipedia si existiese enlace correspondiente).

Su enfrentamiento con Netflix, sin embargo, tiene un matiz distinto: impacto financiero real. La campaña coincidió con un periodo de subida del Nasdaq, lo que refuerza la tesis de que la caída fue consecuencia directa de la presión social y mediática generada por Musk.

Hamish Steele, el centro de la polémica

El creador de El punto muerto se convirtió también en objetivo del boicot tras resurgir en redes un mensaje en el que insultaba al activista conservador Charlie Kirk, asesinado semanas antes. Musk citó el tuit y cuestionó que Netflix contratara a “quienes celebran la violencia política”.

Netflix no ha emitido declaraciones sobre el asunto. Fuentes del entorno de la compañía citadas por Yahoo Finance apuntan a que no habrá respuesta oficial y que las previsiones financieras de cierre de año “siguen siendo sólidas”.

Una guerra cultural que ya afecta a las finanzas

No es la primera vez que la plataforma de Reed Hastings enfrenta campañas de cancelación. En 2020, el estreno de la cinta francesa Guapis desató un boicot similar, acusado de “sexualizar a menores”. Aquella polémica también generó una caída temporal de suscriptores y acciones.

Esta vez, el escenario es más complejo: la polarización política estadounidense y el poder digital de Musk amplifican cualquier conflicto hasta niveles bursátiles. Lo que comenzó como una discusión cultural ha terminado moviendo miles de millones.

¿Puede Netflix recuperarse?

A pesar del impacto, los analistas apuntan a que la empresa mantiene una base de suscriptores sólida, una cartera diversificada y un modelo rentable de publicidad con IA, lo que podría permitirle remontar antes del cierre de 2025.

Mientras tanto, Musk se anota otra victoria simbólica en su cruzada contra lo que llama “la cultura de lo políticamente correcto”.

En contexto: la guerra del streaming y los nuevos liderazgos

El caso Netflix-Musk se suma a un año turbulento para el sector audiovisual. Plataformas como Amazon Prime y Max han cambiado estrategias, y fenómenos como ‘Muertos S.L.’ y la reinvención del streaming muestran cómo el público migra de forma imprevisible.

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Elon Musk ha vuelto a demostrar que su poder no se limita a los coches eléctricos o los cohetes espaciales: también puede mover los mercados —y las narrativas— con un simple tuit. Netflix, por su parte, enfrenta el reto de equilibrar libertad creativa y sensibilidad social sin que eso le cueste miles de millones.

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