El ministro Urtasun da la espalda al Cabildo pero atiende a los activistas que quieren expropiar la Mezquita
El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha vuelto a demostrar su sectarismo ideológico. A pesar de no haber puesto un pie en la Mezquita-Catedral de Córdoba desde el incendio ocurrido en agosto, el dirigente de Sumar sí ha encontrado tiempo para reunirse con la Plataforma Mezquita-Catedral, un colectivo que lleva años exigiendo quitar la titularidad del monumento a la Iglesia Católica.
El encuentro, celebrado el 8 de octubre en Madrid, ha indignado a numerosos cordobeses y sectores patrimoniales que esperaban del ministro un gesto de apoyo al Cabildo Catedralicio, responsable de la conservación del templo y artífice de la rápida respuesta ante el siniestro.
Un ministro ausente en el incendio, pero atento a la izquierda laicista
Urtasun —que no visitó Córdoba ni mostró respaldo institucional al Cabildo durante el incendio— ha preferido escuchar a los portavoces de la plataforma, entre ellos Miguel Santiago y Emilio García, exgerente de Urbanismo con Izquierda Unida.
El propio colectivo ha confirmado que el ministro se interesó “por conocer de primera mano las consideraciones de la plataforma sobre el incendio y los planes de gestión del monumento”. Es decir, ha dado voz política a quienes llevan años atacando la gestión eclesiástica del templo más emblemático de Andalucía.
Mientras tanto, los trabajadores del Cabildo y los equipos técnicos continúan su labor silenciosa de restauración, sufragada íntegramente por la Iglesia, con un presupuesto de 205.000 euros, sin ayudas públicas del Ministerio.
El mismo Ministerio que elogió al Cabildo… por carta
La incoherencia del ministro ha quedado al descubierto: semanas después del incendio, la Subdirección General de Gestión y Coordinación de Bienes Culturales —dependiente de su propio departamento— envió una carta oficial elogiando la actuación del Cabildo, reconociendo la eficacia y rapidez en la contención del fuego.
Incluso la Unesco felicitó al Cabildo y a los bomberos cordobeses por la “ejemplar respuesta” ante el siniestro.
Aun así, Urtasun ha preferido alinearse con quienes cuestionan la propiedad eclesiástica del monumento, en lugar de respaldar la gestión que fue alabada a nivel internacional.
Una reunión con trasfondo político
Fuentes culturales señalan que el ministro pretende “reabrir el debate sobre la titularidad pública” de la Mezquita-Catedral, un tema impulsado por sectores de la izquierda radical desde hace más de una década y ya rechazado por los tribunales.
El Tribunal Supremo avaló hace tiempo los derechos del Cabildo Catedral sobre la marca “Mezquita de Córdoba”, y confirmó la legalidad de la inmatriculación del monumento conforme a la ley vigente.
Pese a esas sentencias firmes, Urtasun vuelve a alimentar el discurso laicista, buscando el aplauso de su electorado más ideologizado y provocando una nueva tensión con la Iglesia y con los defensores del patrimonio histórico.
La Mezquita-Catedral: símbolo de identidad y patrimonio vivo
Desde 1236, tras la Reconquista de Córdoba por Fernando III, el templo ha sido propiedad y sede del Cabildo Catedralicio, que ha invertido millones en su conservación y apertura al turismo.
Los planes de restauración tras el incendio —que afectó a una zona menor del ala de Almanzor— avanzan según lo previsto, con intervención de técnicos especializados y sin coste para los contribuyentes.
Mientras tanto, la Plataforma Mezquita-Catedral insiste en exigir una “gestión pública y plural”, eufemismo que para muchos significa expulsar a la Iglesia del templo y convertirlo en un espacio estatal.
Un ministro más preocupado por ideología que por patrimonio
Urtasun, miembro de Sumar y abanderado de la llamada “cultura progresista”, no ha visitado el lugar del incendio ni se ha reunido con el Cabildo. Su decisión ha sido interpretada en Córdoba como una ofensa a la ciudad y a su historia.
“Es un ministro que habla de diálogo, pero solo escucha a los suyos”, lamentan fuentes locales consultadas por La Bandera.
Su ausencia ha sido aún más llamativa si se tiene en cuenta que líderes nacionales e internacionales sí enviaron mensajes de apoyo y solidaridad con la diócesis cordobesa.
Un nuevo frente ideológico del Gobierno de Sánchez
El episodio se suma a la ofensiva laicista del Gobierno, que ya ha impulsado medidas para reducir la presencia de símbolos religiosos en espacios públicos y ha respaldado iniciativas para revisar las inmatriculaciones eclesiásticas.
Urtasun, con su reunión, se alinea abiertamente con los sectores que buscan reescribir la historia del patrimonio español, un gesto que amenaza con reabrir una batalla cultural en plena crisis social y económica.








