Meta refuerza su poder en la era de la IA
La compañía estadounidense Meta, propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp, ha anunciado la construcción de un nuevo centro de datos de inteligencia artificial valorado en 1.500 millones de dólares en la ciudad de El Paso (Texas).
La instalación, que será el centro de datos número 29 de la multinacional y el tercero en territorio tejano, está concebida para escalar hasta 1 GW de capacidad energética —una cifra colosal que refleja la magnitud de la revolución de la IA y el dominio norteamericano en el sector tecnológico global—.
Meta aseguró que esta inversión busca “garantizar la infraestructura necesaria para las futuras generaciones de IA”, mientras su modelo LLaMA 3 se convierte en uno de los motores más avanzados del mundo.
1.800 empleos y una apuesta de 10.000 millones en Texas
La primera fase del proyecto supondrá la creación de 1.800 empleos durante la construcción y 100 puestos permanentes una vez entre en funcionamiento, previsto para 2028.
Con esta obra, Meta eleva su inversión total en Texas a más de 10.000 millones de dólares, convirtiendo al Estado en el epicentro de su red global de centros de datos.
El complejo estará diseñado para soportar hardware de última generación y futuras arquitecturas de IA, garantizando una infraestructura flexible y modular.
Un gigante verde… en apariencia
Meta presume de sostenibilidad.
La compañía asegura que el edificio aspirará a la certificación LEED Oro y funcionará con energía 100 % renovable, en colaboración con El Paso Electric.
Sin embargo, diversos expertos advierten de la enorme huella energética que generan estos centros, capaces de consumir la electricidad equivalente a una ciudad de 100.000 habitantes.
Aunque el diseño incluirá circuitos de refrigeración líquidos en circuito cerrado, el consumo eléctrico anual seguirá siendo gigantesco.
Además, la empresa planea restaurar el 200 % del agua consumida en las cuencas locales, un compromiso que muchos califican de “marketing verde”.
La nueva guerra fría tecnológica: datos, IA y poder
La construcción de este centro no solo responde a la necesidad de alojar servidores.
Forma parte de una carrera global por el control de la inteligencia artificial que enfrenta a EE. UU., China y la Unión Europea.
Mientras Meta, Microsoft y Google levantan macrocentros energéticamente autosuficientes, Europa sigue sin un plan unificado de infraestructura de IA.
En España, la apuesta gubernamental por la digitalización se ha limitado a anuncios y fondos dispersos, sin proyectos equivalentes a este nivel de escala.
“Estados Unidos está asegurando su dominio tecnológico para las próximas décadas, mientras Europa debate sobre regulación y censura”,
señala un analista consultado por La Bandera.
Texas, el nuevo Silicon Valley del hardware
El Paso, junto con Austin y Dallas, se ha convertido en la región favorita de las Big Tech para instalar centros de datos.
Además de Meta, Microsoft construye un centro de IA de 3.000 millones en Wisconsin, y Tesla desarrolla en Texas sus propios clústeres de entrenamiento neuronal para vehículos autónomos.
La elección no es casual:
- Baja fiscalidad estatal.
- Abundante suelo industrial.
- Red eléctrica independiente del resto del país.
- Proximidad a nodos logísticos clave y frontera mexicana.
Todo ello convierte al sur de EE. UU. en el nuevo núcleo estratégico del poder digital.
Europa, rezagada en la infraestructura de IA
Mientras tanto, el Viejo Continente sigue fragmentado y sin capacidad para competir.
Los centros de datos europeos representan apenas el 15 % de la potencia computacional global, y la mayoría dependen de chips fabricados en EE. UU. o Taiwán.
España, pese a su potencial solar y posición geográfica, carece de un plan nacional de infraestructura digital que combine energía, seguridad y datos.
En la práctica, dependemos de las big tech estadounidenses para el almacenamiento, la nube y ahora también la inteligencia artificial.
Sostenibilidad o dominación tecnológica
Meta presenta su proyecto como un símbolo de eficiencia, pero su verdadero objetivo es consolidar el control sobre la IA generativa y el flujo de datos global.
Cada servidor, cada línea de transmisión y cada subestación nueva fortalecen su monopolio energético y digital.
Al mismo tiempo, las compañías tecnológicas han empezado a financiar su propia infraestructura eléctrica: líneas, subestaciones e incluso parques eólicos.
Una privatización encubierta de la energía que reduce el papel de los Estados y aumenta el poder corporativo.
El macrocentro de datos de Meta en Texas es más que una obra de ingeniería: es una declaración de poder.
En plena era de la inteligencia artificial, los centros de datos son los nuevos pozos de petróleo, y quienes los controlan, controlan el futuro.
Mientras Estados Unidos acelera su hegemonía digital, Europa —y especialmente España— sigue debatiendo sobre sostenibilidad sin construir soberanía tecnológica.
Y en esa diferencia, se decide quién mandará en la próxima revolución industrial.
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