El Govern admite por fin la “saturación” del sistema penitenciario
Cataluña ha superado los 9.000 reclusos, y el propio Govern ha tenido que reconocer lo que los sindicatos llevan años denunciando: el sistema penitenciario está al borde del colapso.
El consejero de Justicia, Ramon Espadaler, ha anunciado un plan de ampliación de plazas y medidas de seguridad, que incluyen inhibidores de drones y móviles y la creación de 256 nuevas celdas en Mas d’Enric (Tarragona).
Pero detrás del anuncio hay un dato que lo explica todo: más del 52% de los internos son extranjeros, una cifra que se dispara hasta el 74% en los centros de menores. “La presión migratoria ha tensado el sistema hasta el límite”, reconocen fuentes penitenciarias.
Un aumento imparable y un gasto descontrolado
El número de presos ha crecido en más de quinientos solo en el último año, y en dos años el salto ha sido del 14%. Las cárceles de Brians 2, Brians 1 y Quatre Camins concentran la mayor parte de la población reclusa, y los funcionarios aseguran que ya no hay margen físico ni operativo.
Cada día, mantener a los internos cuesta más de 1,2 millones de euros al erario catalán, y el gasto sigue subiendo.
Mientras tanto, la esperada prisión de la Zona Franca —anunciada con una inversión de 43 millones— no estará lista hasta 2026. “No hay espacio, no hay personal y la conflictividad crece”, resume un veterano funcionario.
“Una bomba de relojería penitenciaria”
Los sindicatos describen la situación con palabras contundentes:
“La mayoría de inmigrantes no son delincuentes, pero la mayoría de los delincuentes sí son extranjeros”.
Un diagnóstico que el Departament de Justícia evita repetir, pero que todos conocen. Las diferencias culturales, la falta de integración y la violencia interna están generando una tensión constante entre los internos y los trabajadores, especialmente contra las funcionarias.
Las agresiones a personal penitenciario se han disparado en los últimos meses, mientras plagas, hacinamiento y déficit de personal agravan la sensación de abandono. “El Govern habla de inhibidores de drones, pero aquí lo que falta son manos y respeto”, denuncian desde los sindicatos.
Espadaler reconoce el límite
Durante su comparecencia, Ramon Espadaler trató de maquillar la crisis con un discurso de “modernización”, pero acabó admitiendo lo evidente:
“Si la tendencia continúa, podríamos llegar a un punto de saturación”.
El problema, según los propios funcionarios, no es el futuro: es el presente. “La saturación ya está aquí”, repiten. Las cárceles catalanas funcionan por encima del 110% de su capacidad real, y el Govern se ve obligado a improvisar soluciones que apenas contienen la emergencia.
Inmigración y delincuencia: la ecuación que nadie quiere nombrar
Los datos oficiales confirman lo que durante años se ha negado por buenismo político: el peso de la inmigración en la población reclusa catalana es absolutamente desproporcionado. En algunos módulos de régimen cerrado, los internos extranjeros superan el 60%.
La situación refleja la misma tendencia que vive España en su conjunto, donde la inmigración irregular y los traslados de menas desde Canarias han tensionado los servicios públicos (leer más aquí).
Según el último recuento, España ya acoge a más de 19.000 menores inmigrantes, en su mayoría varones y procedentes del Magreb (ver datos oficiales).
Una advertencia que llega tarde
El problema no es nuevo. Desde hace años, sindicatos y expertos alertan de una crisis penitenciaria estructural que nadie ha querido abordar. Ahora, con el número de reclusos disparado y los funcionarios al límite, el Govern intenta ganar tiempo con inversiones y discursos, pero la realidad supera al relato.
Mientras Espadaler promete “evitar la saturación”, los profesionales lo resumen sin eufemismos:
“La saturación ya es un hecho, y cada día que pasa, las cárceles catalanas se parecen más a un polvorín”.
Claves del problema
- 9.023 internos actualmente en las cárceles catalanas.
- 52,34% extranjeros según datos oficiales del Departament de Justícia.
- 74% de origen extranjero en centros de menores.
- 1,2 millones diarios de gasto público en mantenimiento del sistema.
- Nueva prisión de Zona Franca: prevista para 2026, aún en construcción.
Más de la mitad de los presos son extranjeros
Cataluña paga hoy el precio de décadas de inacción y complacencia política. Las cárceles ya superan los 9.000 internos, la mitad extranjeros, y los funcionarios trabajan bajo amenaza constante.
Mientras el Govern insiste en “evitar la saturación”, los datos confirman que el colapso ya ha llegado y que la inmigración descontrolada es un factor decisivo.
Una bomba de relojería que estalla, lenta pero inexorablemente, dentro de los muros del sistema penitenciario catalán.








