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Marruecos logra su objetivo y asfixia el comercio de Melilla con un bloqueo aduanero calculado

Mientras Sánchez vendía el acuerdo de apertura como un triunfo diplomático, Marruecos lo usó para hacer inviable el comercio transfronterizo

Lo que se presentó como un triunfo diplomático sanchista ha resultado ser, en realidad, una derrota anunciada. Desde el cierre unilateral del comercio fronterizo en agosto de 2018, Marruecos nunca tuvo intención de devolver a la ciudad una actividad económica normal, relata el Faro de Melilla.

Hoy, los empresarios melillenses afrontan una incertidumbre total. La inseguridad jurídica y las restricciones impuestas hacen inviable cualquier tipo de comercio transfronterizo. Muchos han optado por trasladar sus mercancías directamente desde los puertos peninsulares, abandonando una frontera que ya no cumple función alguna.

Aunque en 2022 firmó un acuerdo con España que aparentaba una reapertura, todo respondía a una estrategia diplomática para evitar mala propaganda para Sánchez. En el mundo real, denuncia el citado medio, el supuesto restablecimiento de la aduana de Beni-Enzar llegó con condiciones prácticamente imposibles: un camión al día, productos limitados y días laborales muy concretos.

El Gobierno sanchista comparaba la aduana de Beni-Enzar con la de Algeciras

Aun así, la Delegación del Gobierno de Sánchez lo celebró como un éxito, asegurando que la economía local resurgiría y que Beni-Enzar operaría como una aduana “de pleno derecho”, comparable incluso a la de Algeciras. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que esa visión fue ingenua.

La estrategia marroquí fue clara: esperar a que la situación se deteriorara por sí sola. La reapertura parcial sirvió más como una maniobra de distracción que como una medida económica real. En cuanto Rabat lo consideró oportuno, volvió a cerrar la aduana, dejando claro que su objetivo era mantener a la ciudad autónoma bajo presión económica.

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