Mientras buena parte del país mira hacia los daños de la última DANA, Mercadona y uno de sus mayores aliados empresariales están moviendo ficha en silencio.
Su nombre es Familia Martínez, proveedor de comidas preparadas y embutidos de la cadena de supermercados. Y lo que están levantando no tiene precedentes: un megaproyecto doble de más de 25.000 metros cuadrados repartido entre Valencia y otra región del Levante español afectada por las lluvias torrenciales.
Un plan millonario que nadie esperaba
El movimiento no se ha hecho público con el ruido habitual de la gran distribución. Sin embargo, según fuentes empresariales, Familia Martínez ha invertido 150 millones de euros en dos nuevas instalaciones estratégicas:
una planta de 20.000 m² destinada a productos asados y un centro logístico de 3.500 m² para reforzar el suministro de Mercadona.
El objetivo es claro: seguir el ritmo de expansión de su principal cliente y mantener la ventaja frente a sus competidores.
“Estamos en un momento de crecimiento importante, en línea con la buena marcha de nuestro principal cliente”, ha explicado Raúl Martín, CEO de la compañía, que ya suma 320 millones de euros invertidos en los últimos años.
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La expansión silenciosa del “imperio Mercadona”
Estas nuevas plantas, previstas para entrar en funcionamiento entre 2025 y 2026, no solo refuerzan la red logística del grupo, sino que también reactivan la economía de zonas especialmente castigadas por las inundaciones.
Una de ellas será Torrent (Valencia), donde se construirá un centro con capacidad para 1.000 palets y dos naves de refrigerado.
Allí, la empresa coordinará el transporte entre sus plantas de Embutidos Martínez en Cheste y Torrent, dos de los motores industriales del ecosistema Mercadona.
La operación es tan estratégica como discreta: mientras las grandes cadenas apuestan por reducir costes, el gigante valenciano acelera su inversión para consolidar su liderazgo.
Una maniobra que encaja con la política de crecimiento sostenible, eficiencia energética y reducción de consumo hídrico que Juan Roig viene defendiendo desde hace años.
Sostenibilidad, pero con músculo financiero
La nueva planta se ha diseñado bajo criterios de optimización energética y eficiencia en recursos hídricos, una prioridad tras los efectos de la DANA que dejó daños millonarios en la Comunidad Valenciana y otras zonas del Levante.
El proyecto incluye tecnología de reutilización de agua y un sistema de climatización inteligente que reducirá hasta un 30 % el consumo energético.
A diferencia de otras expansiones logísticas, este plan combina sostenibilidad real con una ambición industrial pocas veces vista en el sector alimentario español.
La jugada maestra: blindar el futuro de Mercadona
El movimiento es algo más que una simple inversión: es una jugada de blindaje estratégico.
Al fortalecer su red de producción y distribución en el Levante, Mercadona se asegura una cadena de suministro más resistente ante futuras crisis o catástrofes naturales.
Y lo hace, además, de la mano de su proveedor más fiable, con el que comparte ADN empresarial: discreción, reinversión y visión a largo plazo.
Fuentes del sector apuntan que el proyecto no se limitará a Valencia, sino que podría extenderse a una segunda ubicación en Castilla-La Mancha, donde ya se estudian terrenos industriales para duplicar la capacidad de producción.








