Increíble pero cierto: tras un escrutinio agónico que ha mantenido al país en vilo durante casi 48 horas, el liberal progresista Rob Jetten ha logrado una victoria histórica en las elecciones de Países Bajos.
El joven líder del D66 ha conseguido imponerse por la mínima al temido Geert Wilders, el veterano populista de extrema derecha que aspiraba a asaltar el poder.
Según la agencia estatal ANP, el recuento definitivo da al D66 26 escaños frente a los 25 del PVV, una diferencia de apenas 15.000 votos, pero suficiente para cambiar el rumbo político del país… y quizás, de toda Europa.
Un recuento de infarto: Wilders rozó el milagro
Durante la madrugada del miércoles, el recuento parecía apuntar a un empate técnico. Wilders, que lidera el Partido por la Libertad (PVV), confiaba en remontar con el voto por correo.
Sin embargo, las proyecciones finales de ANP descartan esa posibilidad: incluso aunque todos los votos pendientes fueran suyos, el populista no alcanzaría ya a su rival.
El suspense político ha sido máximo: nunca antes unas elecciones neerlandesas habían estado tan igualadas.
El propio Wilders, en un mensaje en redes, habló de “una traición mediática” y de “una campaña de miedo dirigida desde Bruselas”.
Rob Jetten, el “candidato tapado” que nadie vio venir
Hasta hace solo unos meses, Rob Jetten era un rostro casi desconocido fuera de los Países Bajos.
A sus 38 años, se convierte en el primer ministro más joven de la historia del país, adelantando incluso a figuras como Mark Rutte (actual secretario general de la OTAN).
El ascenso meteórico del D66 —de 9 a 26 escaños— ha desconcertado a la prensa internacional.
Su éxito se explica, según los analistas, por una campaña impecable, centrada en la estabilidad y la serenidad, en contraste con el discurso incendiario de Wilders.
Y hay un detalle que muchos interpretan como decisivo: el debate electoral que Wilders se saltó por una supuesta amenaza terrorista.
Jetten aprovechó aquel vacío para adueñarse del plató y, desde entonces, no dejó de subir en las encuestas.
“Esa noche, el miedo cambió de bando”, tituló De Volkskrant, uno de los principales diarios del país.
El Caribe neerlandés también vota cambio
El D66 se impuso incluso en el Caribe neerlandés —Bonaire, Saba y San Eustaquio—, territorios históricamente conservadores.
Una señal de que el mensaje liberal y europeísta de Jetten ha calado más allá del continente.
Una victoria que reordena Europa
El triunfo del D66 es un golpe simbólico a la ola ultraderechista que se extiende por Europa.
Mientras líderes como Viktor Orbán o Marine Le Pen celebraban anticipadamente un posible éxito de Wilders, los resultados muestran que el electorado neerlandés apostó por el centro y por una Europa unida.
El resultado también puede tener consecuencias dentro de la Unión Europea, donde Países Bajos juega un papel clave en los equilibrios presupuestarios y en las políticas migratorias.
Para conocer más sobre el contexto europeo:
👉 Internacional – Europa
Lo que viene ahora: coaliciones imposibles y meses de negociación
Aunque la victoria del D66 es clara, gobernar no será fácil.
El Parlamento neerlandés tiene 150 escaños, y Jetten necesitará al menos 76 para formar mayoría.
En los próximos días, el presidente del Congreso designará un “explorador”, encargado de tantear posibles alianzas.
Después llegará el “informador” y, finalmente, el “formador” —que suele ser el nuevo primer ministro— para cerrar un pacto estable.
Y como advierte la historia neerlandesa, esta fase puede alargarse meses.
Geert Wilders, de favorito a derrotado
El líder del PVV, conocido por su retórica islamófoba y su discurso antiinmigración, ha perdido su mejor oportunidad de gobernar.
Llevaba años intentando capitalizar el descontento social y el desgaste del anterior gobierno, pero su estrategia de confrontación constante ha terminado pasándole factura.
La gran pregunta ahora es si Wilders se replegará o redoblará su ofensiva.
En cualquier caso, su derrota frena momentáneamente el avance de la extrema derecha europea, que parecía imparable.








