El delincuente multirreincidente acumula 68 arrestos, en esta ocasión por comprar dispositivos electrónicos con billetes falsos en Barcelona
El “estafador de Wallapop” ha vuelto a las andadas. Alex R. de nacionalidad española es un nombre famoso del fraude digital en España. Con más de 400 denuncias y 68 detenciones a sus espaldas, este joven barcelonés de 33 años ha vuelto a ser arrestado por los Mossos, el pasado lunes, y ya vuelve a estar en libertad.
En esta ocasión, se le acusa de una nueva oleada de estafas cometidas en Wallapop, la popular app de compraventa de segunda mano. A mediados de octubre, los investigadores de la Unidad Central de Falsificación de Moneda (UCFM) recibieron seis nuevas denuncias de víctimas.
Según resume El Caso, la estafa era tan sencilla, como eficaz: acudía en persona a recoger los productos y pagaba con billetes falsos de 50 euros, cuidadosamente fabricados, que el propio Banco Central Europeo ha catalogado como “peligrosos” por su alta calidad de imitación.
Todas coincidían en el mismo patrón: el comprador insistía en hacer la transacción en lugares públicos, normalmente cerca de paradas de metro de Barcelona o Sant Adrià de Besòs. Tras conseguir el artículo, desaparecía rápidamente, subiendo al metro con su botín.
Un historial interminable de estafas y falsificación
Durante los registros realizados en dos pisos que frecuentaba en Barcelona, los Mossos recuperaron varios objetos comprados con dinero falso, además de efectivo real. Sin embargo, a pesar del historial delictivo de Alex R., el juez de guardia decidió volver a dejarlo en libertad tras su última detención el pasado 27 de octubre.
No es la primera vez que este estafador logra burlar al sistema judicial. En sus inicios se hizo famoso por la llamada “estafa a dos bandas”: publicaba productos a precios muy bajos y, cuando un comprador mordía el anzuelo, le daba el número de cuenta de un vendedor legítimo que ofrecía ese mismo artículo.
El resultado: el comprador pagaba, el vendedor enviaba el producto… y Alex R. se quedaba con ambos. Los verdaderos vendedores y compradores terminaban engañados y sin posibilidad de recuperar ni dinero ni objeto.








