Las presuntas acosadoras ya han declarado ante la Policía
El caso que ha conmocionado a toda Sevilla sigue su curso. La investigación por el presunto acoso que sufrió Sandra Peña Villar, la adolescente de 14 años que se quitó la vida el pasado 14 de octubre, avanza a paso firme.
Fuentes policiales confirman que las tres menores señaladas como presuntas acosadoras ya han declarado ante el Grupo de Menores (Grume) de la Policía Nacional.
Una de ellas, sin embargo, se acogió a su derecho a no declarar, mientras que las otras dos sí respondieron a las preguntas de los agentes. Esta declaración marca un punto clave: la fase policial del caso ha concluido, y todo el material recopilado está ya en manos de la Fiscalía de Menores de Sevilla.
La investigación se centra ahora en la Fiscalía de Menores
Además de las declaraciones de las adolescentes, más de diez testigos, entre compañeros y profesores del colegio Irlandesas de Loreto, también han pasado por comisaría. Sus testimonios habrían confirmado que la madre de Sandra advirtió al centro en al menos dos ocasiones de que su hija estaba siendo acosada.
El análisis del teléfono móvil de Sandra no ha aportado información relevante. Según la investigación, la menor borraba con frecuencia sus mensajes y archivos, lo que complica obtener pruebas digitales de lo ocurrido.
Ahora, la Fiscalía ha citado a los padres de Sandra, José Manuel Peña y Zara Villar, a declarar el 12 de noviembre, en calidad de testigos-perjudicados. Esto significa que, además de aportar información, son considerados víctimas directas de lo ocurrido.
Qué papel jugaron las Irlandesas de Loreto
Mientras tanto, la Fiscalía mantiene abierta una segunda investigación, esta vez sobre la actuación del colegio Irlandesas de Loreto. El centro, según informó la Junta de Andalucía, no activó el protocolo antiacoso ni el de prevención del suicidio, pese a que estaba obligado por ley.
El colegio se limitó a separar a las presuntas acosadoras de la víctima, una medida insuficiente según el reglamento educativo.
La Consejería de Desarrollo Educativo abrió un expediente disciplinario para depurar responsabilidades y comprobar por qué el protocolo no se aplicó.
Este punto podría ser determinante: si se demuestra que el centro no actuó correctamente, podría enfrentar sanciones graves y marcar un precedente en los protocolos de acoso escolar en centros concertados.
Los padres de Sandra, destrozados pero firmes en su lucha
Desde la tragedia, los padres de Sandra no han dejado de alzar la voz contra el acoso escolar. José Manuel Peña participó este lunes en la inauguración de un monumento en memoria de su hija en el pueblo de Villar de Rena (Badajoz).
El monumento, realizado en forja, representa una figura que asciende por una escalera, como símbolo de esperanza y superación.
El monumento que recuerda a Sandra
“Queremos que nadie más pase por lo que nuestra hija vivió”, declaró el padre durante el acto. La escultura, que cambiará su posición cada mes, pretende convertirse en un símbolo vivo contra el bullying.
A finales de octubre, miles de personas marcharon por las calles de Sevilla para acompañar a la familia en una manifestación contra el acoso escolar. Dos días después, una misa en la parroquia de San José Obrero reunió a cientos de vecinos y amigos.
Este jueves, el colegio Irlandesas Loreto ha convocado una misa íntima para los alumnos y profesores, excluyendo a las familias, como una forma de despedida interna tras los “durísimos momentos vividos”.
Una doble investigación que puede sentar precedente
El caso de Sandra Peña ha abierto un debate nacional sobre la gestión del acoso escolar y la responsabilidad de los centros educativos.
Por un lado, la Fiscalía de Menores investiga a las tres presuntas acosadoras.
Por otro, evalúa la actuación del colegio, lo que podría desembocar en cambios en los protocolos de actuación frente al bullying.
Sandra, con solo 14 años, se ha convertido en el rostro visible de una lucha que muchas familias comparten en silencio.
Su nombre, hoy grabado en un monumento, podría ser el impulso que España necesitaba para poner fin al acoso escolar y proteger a las víctimas antes de que sea demasiado tarde.








