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Un nuevo ataque yihadista en el norte de Mozambique deja cuatro cristianos asesinados

El islamismo sigue masacrando cristianos en África ante el silencio de buena parte de la comunidad internacional

La violencia yihadista en el norte de Mozambique continúa intensificándose. En la localidad de Mazua, situada en la provincia de Nampula, al menos cuatro cristianos fueron asesinados en un nuevo ataque atribuido a combatientes del Estado Islámico en África Central (ISCA), grupo responsable de numerosos episodios de violencia extrema en la región desde 2017.

Un ataque con el sello característico de ISCA

De acuerdo con la agencia estatal mozambiqueña AIM, los atacantes decapitaron a una de las víctimas, mientras que las otras tres fueron ejecutadas a tiros. Este modus operandi coincide con los métodos habituales del grupo en Nampula y Cabo Delgado, donde las aldeas cristianas han sido objetivo constante de la insurgencia islamista: incendios de viviendas, destrucción de templos y asesinatos selectivos forman parte de la estrategia del grupo.

Cristianos en la mira a pesar de la mayoría musulmana en Nampula

Aunque Nampula es una provincia de mayoría musulmana, ISCA apunta específicamente contra:

  • Comunidades cristianas minoritarias
  • Catequistas y líderes locales
  • Familias vinculadas a misiones católicas y protestantes
  • Conversos del islam al cristianismo, a quienes consideran “apóstatas”

Los ataques registrados en Eráti, Memba, Chiúre y ahora Mazua siguen la misma lógica de violencia: homicidios, quema de aldeas y desplazamientos forzosos que llevan años dejando a cientos de familias cristianas ocultas en zonas remotas o refugiadas en misiones.

El Gobierno asegura tener control, pero las ONG lo niegan

Tras el ataque, el administrador del distrito de Memba, Manuel Cintura, afirmó que las fuerzas gubernamentales ya se encuentran desplegadas y que “el área está bajo control”. No obstante, organizaciones religiosas y humanitarias contradicen esa versión. Denuncian que los yihadistas mantienen amplia movilidad en aldeas aisladas, donde la presencia estatal es prácticamente inexistente.

Una escalada de violencia que no se detiene

Tanto Nampula como Cabo Delgado se han convertido en epicentro de una nueva fase de expansión yihadista, con ataques casi semanales. Aunque ISCA no ha reivindicado todavía esta última acción, las autoridades dan por hecho que el grupo está detrás del ataque, debido a la brutalidad empleada y al perfil de las víctimas.

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