El relato de la izquierda y el buenismo progre se desmorona día tras día ante la cruda realidad que sufren miles de ciudadanos en la provincia de Barcelona
Lo relatamos una y otra vez en LA BANDERA; lo vemos en redes sociales (no en los grandes medios). Cataluña, Barcelona y su periferia viven un descontrol y un caos casi constante: la inseguridad prima en las calles y el constante número de hurtos y robos. La gran mayoría perpetrados por ciudadanos extranjeros, muchos reincidentes, muchos irregulares.
El relato de la izquierda y el buenismo progresista se desmorona día tras día ante la cruda realidad que sufren miles de ciudadanos en la provincia de Barcelona. La supuesta «convivencia» y «multiculturalidad» se está traduciendo, en demasiados barrios y municipios, en un alarmante aumento de la inseguridad ciudadana y la violencia.
Ciudades como Mataró se han convertido en la punta del iceberg de un problema que, como venimos advirtiendo desde hace años, está directamente relacionado con la inmigración ilegal descontrolada y la ausencia de autoridad en Barcelona.
El reciente y escalofriante suceso en Mataró, donde un individuo de origen magrebí intentó agredir a varios viandantes con un cuchillo, no es un hecho aislado. Es la manifestación violenta del fracaso de las políticas de fronteras abiertas y de la impunidad con la que operan ciertos elementos que no tienen el menor respeto por nuestras leyes y costumbres.
La inseguridad no es una sensación, es un hecho
Es la realidad: la inseguridad. Los datos y los testimonios vecinales son incuestionables, y han sido denunciados en diferentes medios de comunicación de Barcelona.
- Mataró: Esta ciudad costera es un ejemplo paradigmático de cómo la permisividad ha deteriorado la calidad de vida. Los vecinos denuncian el incremento de los robos, las reyertas y, lo más preocupante, la sensación de miedo al caer la noche. El incidente del cuchillo es un paso más en la espiral de violencia que ya se consideraba intolerable.
- Barcelona Capital: Zonas neurálgicas como el Raval, el Gótico o incluso áreas de L’Eixample se han transformado. El top manta, la ocupación ilegal de viviendas y el menudeo de drogas campan a sus anchas, a menudo protagonizados por personas sin arraigo ni intención de integrarse. La inseguridad se ha normalizado hasta el punto de que los turistas evitan ciertas zonas y los comercios cierran.
- Cinturón Metropolitano: Localidades como Badalona (donde solo la voluntad política local ha intentado poner coto a la situación), Santa Coloma de Gramenet o L’Hospitalet de Llobregat reportan cifras crecientes de hurtos, agresiones y la aparición de guetos.
Inmigración e inseguridad
La correlación entre la entrada masiva e incontrolada de inmigración y el deterioro de la seguridad pública es evidente, por mucho que se intente silenciar desde los medios progresistas. No se trata de criminalizar a nadie, sino de aplicar el principio básico de que quien viene a vivir entre nosotros debe cumplir estrictamente la ley o ser expulsado de inmediato.
El coste de la negligencia y la ‘Renta Básica’
La incapacidad de las administraciones para gestionar este fenómeno se paga doblemente: en inseguridad en las calles y en coste económico para el contribuyente.
- Colapso de Servicios: El sistema de acogida, los servicios sociales y, especialmente, el sistema de justicia están saturados. El dinero de nuestros impuestos se desvía constantemente a gestionar la emergencia social creada por la falta de control fronterizo, en lugar de destinarse a bajar impuestos o mejorar la sanidad.
- Impunidad: El principal foco de los conflictos sociales reside en la impunidad que perciben quienes delinquen. Cuando un individuo es detenido por un delito leve o incluso grave y es puesto en libertad a las pocas horas por la legislación blanda, se lanza un mensaje perverso: la ley es débil.
Tolerancia cero
Ante todo ello, solo hay una voz: VOX, que exige una única vía: «Tolerancia Cero». Es urgente reforzar la dotación policial, endurecer las penas y, lo más importante, aplicar sin temblar la ley de extranjería.
Aquel inmigrante ilegal que delinca debe ser inmediatamente deportado a su país de origen. Para VOX, Es la única forma de restaurar el orden y proteger a los ciudadanos honrados, que son los verdaderos dueños de nuestras calles y quienes sustentan este país con su trabajo.








