Mientras los productores nacionales sufren las consecuencias de la competencia desleal, las trabas y burocracia
Durante los primeros ocho meses del año, España ha registrado un incremento del 34% en la importación de frutas y hortalizas desde Marruecos, alcanzando un total de 416.559 toneladas y un valor de 952,6 millones de euros. Este crecimiento confirma a Marruecos como el principal proveedor por valor del mercado español y como un actor clave en el suministro de productos hortofrutícolas al país.
En los últimos cinco años, las importaciones españolas desde Marruecos han mostrado una tendencia al alza constante. El volumen pasó de 385.058 toneladas en 2021 a las actuales 416.559 toneladas, lo que supone un aumento del 8%, mientras que el valor de estas compras se ha incrementado un 58%, pasando de 602 millones a casi 953 millones de euros. Según FEPEX, esta evolución refleja un cambio significativo en la dinámica del sector hortofrutícola español.
El peso de Marruecos en España es cada vez más relevante: representa el 26% del valor total de las importaciones y ocupa el segundo lugar en volumen. En conjunto, las compras españolas de frutas y verduras frescas alcanzaron 3.701 millones de euros hasta agosto, un aumento del 14%, de los cuales el 70% proviene de países fuera de la UE.
FEPEX advierte que este crecimiento se ve favorecido por condiciones de competencia desiguales. Las explotaciones marroquíes no están sujetas a las mismas normativas laborales, medioambientales y fitosanitarias que rigen en España o la UE, generando un desequilibrio en costos y competitividad que afecta directamente a los agricultores nacionales.
Además, el acuerdo firmado en octubre entre la Comisión Europea y Marruecos, que podría ampliar los beneficios arancelarios para productos del Sahara, ha generado preocupación en el sector. La posible ratificación en el Parlamento Europeo amenaza cultivos sensibles como el tomate europeo, y FEPEX ya ha iniciado gestiones con eurodiputados y las comisiones de Comercio y Agricultura para advertir sobre las consecuencias de esta medida.
Este escenario plantea un desafío creciente para los productores españoles, que ven cómo sus competidores extranjeros ingresan al mercado con ventajas significativas mientras el apoyo estatal al sector permanece limitado.








