La bomba diplomática estalló este jueves: más de tres años después del inicio de la invasión rusa, Volodímir Zelenski confirmó que deberá sentarse con Donald Trump para hablar del plan de paz que Washington y Moscú han negociado en secreto, sin Kiev ni Bruselas en la sala. No es un borrador más. Lo que ha trascendido incluye cesiones territoriales y una reducción drástica del ejército ucraniano, dos líneas rojas que Ucrania jamás había aceptado siquiera discutir.
“Estamos dispuestos a trabajar de manera constructiva”, dijo Zelenski con una cautela que delataba preocupación. “Esperamos hablar con el presidente Trump en los próximos días”.
La UE, mientras tanto, se ha puesto en alerta máxima.
Un plan cocinado a espaldas de Ucrania y Europa
Según medios estadounidenses, el documento preliminar —28 puntos negociados entre el emisario de Trump, Steve Witkoff, y el representante ruso Kiril Dmitriev— establece:
- Cesiones territoriales del este de Ucrania a Rusia.
- Reducción significativa de las fuerzas armadas ucranianas.
- Garantías de seguridad de Washington para Kiev y Europa.
La Casa Blanca asegura que el presidente “aprueba” este esquema. Pero el orden en el que se ha hecho público —primero filtrado a la prensa, después presentado a Zelenski por el secretario del Ejército Dan Driscoll— revela una estrategia clara: el plan ya está avanzado; ahora toca presionar para que Ucrania lo acepte.
La reunión que marcará el destino de la guerra
Trump y Zelenski hablarán en cuestión de días. Será la conversación más tensa desde que Ucrania inició su defensa en 2022.
Para Kiev, aceptar un plan con cesiones sería políticamente devastador. Rechazarlo podría significar perder el apoyo militar estadounidense.
Y ahí está el punto neurálgico: Ucrania ya no tiene margen de maniobra.
La Casa Blanca insiste: “Hablamos con Rusia y Ucrania por igual”
Karoline Leavitt, portavoz del Gobierno estadounidense, defendió que la Administración Trump está actuando con la misma fórmula que utilizó en Oriente Medio para el acuerdo de Gaza. Según dijo, Witkoff y Rubio llevan un mes negociando discretamente con Moscú y con Kiev “por igual”.
El problema es que Kiev no lo ve así. Y Bruselas mucho menos.
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Bruselas estalla: “La presión debe ir sobre el agresor, no sobre la víctima”
La alta representante de la UE, Kaja Kallas, fue rotunda desde Bruselas:
- “Recompensar la agresión solo la fomenta”.
- “Un plan de paz debe ser apoyado por Ucrania y Europa”.
- “La presión debe ponerse sobre Rusia, no sobre la víctima”.
En otras palabras: la UE teme que Trump esté entregando a Putin lo que el Kremlin no ha logrado por la fuerza, y dejando a Europa fuera de la ecuación estratégica.
Zelenski recibe al Pentágono y se prepara para una maniobra diplomática a contrarreloj
La visita de Dan Driscoll, secretario del Ejército de EEUU, fue la más importante desde que Trump volvió al poder. Ambos discutieron “opciones para alcanzar una paz real”, pero la frase clave es otra: “impulsos para la diplomacia”.
En lenguaje diplomático: Washington quiere una salida rápida a la guerra. Aunque esa salida duela.
¿Puede aceptar Ucrania un acuerdo así?
La respuesta oficial es prudente, pero clara:
“Estamos listos para trabajar de forma constructiva, igual que antes”.
Oficialmente, esto significa que Ucrania está dispuesta a discutir.
En términos reales, significa que no tiene otra opción si EEUU lo exige.
Rusia sonríe. Europa desconfía. Ucrania tiembla.
Moscú recibe con satisfacción cualquier propuesta que incluya territorios adicionales.
La UE insiste en que solo un enfoque duro sobre Putin puede funcionar.
Y Ucrania se enfrenta a su dilema más difícil desde 2022:
¿Aceptar un acuerdo que le arranca territorios o desafiar al único aliado que puede garantizar su supervivencia militar?
La respuesta llegará en días… y definirá el mapa de Europa en las próximas décadas.








