A las 06:00 de la mañana, mientras la mayor parte de Europa aún dormía, la alarma saltó en el centro neurálgico de vigilancia del Báltico: trazas no identificadas procedentes del este se dirigían hacia Polonia. Podían ser drones rusos. Podía ser una incursión hostil. O podía ser el inicio de algo mucho peor.
Dos Eurofighter españoles, desplegados en Lituania dentro de la operación Centinela Oriental, recibieron la orden inmediata: A-Scramble.
Despegaron en minutos, escoltados por un A400M cisterna, para interceptar la posible amenaza.
Tres horas después, y con la zona asegurada, todo el destacamento respiró.
La amenaza había desaparecido. Pero el mensaje estaba claro: el aire del Báltico vuelve a arder.
Una alerta que enciende todas las alarmas en la OTAN
El Estado Mayor de la Defensa (EMAD) confirmó la secuencia: trazas desconocidas sobre el espacio aéreo polaco, procedentes del este.
En el contexto actual —con Polonia convertida en frontera directa entre la OTAN y el conflicto ruso-ucraniano— cualquier señal extraña obliga a actuar con rapidez quirúrgica.
La activación española no fue simbólica. Fue real, inmediata y con protocolo de combate.
Los Eurofighter y el A400M despegaron desde Šiauliai (Lituania), uno de los puntos estratégicos de vigilancia aérea más importantes del Báltico.
Tres horas de vuelo y un mensaje a Moscú
La amenaza se disipó, pero el operativo cumplió su función:
demostrar que España, integrada en la cadena de reacción aliada, puede responder en minutos a cualquier intrusión.
El teniente coronel Francisco Holgado del Águila, jefe del destacamento Vilkas, lo resumió con dureza militar:
“Esta misión demuestra nuestra capacidad de reacción y nuestra disposición total para defender la soberanía del flanco este”.
Dicho de otro modo: si Rusia tantea el espacio aéreo de la OTAN, la respuesta está lista y alineada.
España pisa fuerte en el cielo más vigilado de Europa
Este episodio no es aislado. El 2 de noviembre, las mismas unidades españolas realizaron su primera activación real: cinco horas de patrulla continuada gracias al reabastecimiento del A400M.
Ese vuelo demostró algo clave: el A400M no es solo un apoyo logístico, sino un multiplicador de fuerza que permite mantener cazas en el aire el tiempo necesario para controlar una zona caliente.
Un despliegue español que ya es pieza clave de la OTAN
El destacamento DAT Vilkas lo forman 200 militares españoles provenientes de 15 unidades.
Su estructura en Lituania incluye:
- 8 Eurofighter del Ala 11 (Morón de la Frontera, Sevilla)
- 1 A400M del Ala 31 (Zaragoza)
- Equipos de mantenimiento, inteligencia, comunicaciones y logística
Es un despliegue robusto, diseñado para operar en el espacio aéreo más volátil del continente, donde cada sombra en el radar puede convertirse en una crisis diplomática.
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Lo que significa esta activación para España y para la OTAN
Este incidente revela tres claves:
1. La presión aérea rusa está aumentando
Las trazas no identificadas —posibles drones rusos— forman parte de un nuevo patrón de hostigamiento en el Báltico.
2. La OTAN necesita reacción inmediata y coordinada
España demuestra que no solo está presente, sino que está preparada para reaccionar en minutos.
3. La guerra híbrida también se libra en el aire
Los drones, identificables o no, permiten a Moscú medir tiempos, respuesta y protocolos aliados.
España respondió rápido. Y esa es la línea roja que la OTAN quiere dejar clara.












