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Bruselas abre la puerta a que Marruecos oculte el origen real de los alimentos mientras los agricultores españoles siguen bajo presión

La Comisión Europea de Von der Leyen sigue perjudicando al sector primario nacional

La Comisión Europea, presidida por Ursula von der Leyen, vuelve a situarse en el centro de la polémica entre el sector agrario europeo. A las exigencias del Pacto Verde y a una burocracia cada vez más asfixiante, se suma ahora la intención de permitir que los productos procedentes del Sáhara Occidental puedan venderse como si fueran marroquíes. Esta modificación en las normas de etiquetado impediría que los consumidores conocieran el verdadero origen de frutas y hortalizas cultivadas en un territorio que, según múltiples sentencias del Tribunal de Justicia de la UE, no forma parte de Marruecos.

El tribunal europeo ha reiterado en varias ocasiones que el Sáhara Occidental es un territorio diferenciado y que los productos que se elaboran allí deben identificarse de forma clara para evitar confusiones. A pesar de ello, Bruselas parece dispuesta a pasar por alto estas resoluciones judiciales, provocando preocupación entre agricultores, asociaciones agrarias y varios eurodiputados que consideran la medida un retroceso en transparencia y seguridad alimentaria.

Un sector primario en plena crisis

La propuesta llega en un escenario especialmente complicado para el campo europeo. El incremento de costes de producción, las estrictas exigencias ambientales y una competencia exterior creciente han llevado al límite a numerosos agricultores. Mientras los productores comunitarios deben cumplir normas fitosanitarias y laborales muy estrictas, las importaciones procedentes de terceros países —especialmente de Marruecos— han aumentado de forma notable en los últimos años.

Las organizaciones agrarias denuncian que permitir esta opacidad en el etiquetado generaría desigualdad competitiva y podría favorecer prácticas de competencia desleal. La falta de una identificación clara del origen complicaría la trazabilidad, dificultaría los controles de calidad y dejaría al consumidor en una situación de absoluta indefensión.

Crece la preocupación en el sector español

Paralelamente, Marruecos continúa ampliando su presencia en el mercado agroalimentario europeo, impulsado por acuerdos comerciales beneficiosos y por la falta de rigor en los controles, según señalan distintas organizaciones. Para el sector agrícola español —especialmente en regiones como Andalucía, Murcia, Canarias y la Comunidad Valenciana—, este escenario representa un desafío directo a su viabilidad.

Reacción política en el Parlamento Europeo

Desde la Eurocámara también han surgido críticas. La eurodiputada de VOX, Mireia Borrás, ha difundido un vídeo en el que advierte de que Bruselas estaría dispuesta a “engañar al consumidor” permitiendo que productos saharauis se comercialicen como marroquíes. Según Borrás, esta decisión perjudica gravemente a los agricultores europeos, especialmente a los españoles, que cumplen una normativa mucho más estricta mientras Marruecos accede al mercado “sin transparencia ni garantías”. VOX ha presentado una objeción formal en el Parlamento Europeo para frenar esta iniciativa y acusa a la Comisión de actuar como una “oficina comercial de Marruecos”, olvidando los intereses del campo europeo.

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