La alerta se ha encendido debido a que la subida del precio de las acciones de las grandes tecnológicas podría afectar al futuro de la IA
La euforia que rodea a la Inteligencia Artificial (IA) y su impacto en el mercado bursátil global ha generado una preocupación creciente entre analistas e inversores conservadores. Ven en la actual escalada de valoraciones el peligro de una nueva burbuja tecnológica similar a la vivida a principios de siglo con las «puntocom».
Según recoge el diario ABC en su sección de Economía, la alerta se ha encendido debido a que la subida del precio de las acciones de las grandes tecnológicas, especialmente aquellas centradas en semiconductores y desarrollo de IA, no siempre está respaldada por una generación de beneficios o resultados tangibles que justifiquen tales valoraciones.
Valoraciones Desconectadas de la Realidad
El núcleo de la crítica reside en el desacople entre la expectativa y el rendimiento actual. El mercado está descontando el potencial futuro de la IA a 10 o 15 años vista… Inflando los precios de las acciones a niveles que exigen una perfección y un crecimiento exponenciales que resultan prácticamente inalcanzables.
Los analistas citados por ABC recuerdan que los ciclos de innovación tecnológica, si bien son el motor de la economía, a menudo desembocan en euforia especulativa.
Las compañías que lideran el rally de la IA, como Nvidia, están siendo valoradas en trillones de dólares. Aunque no por sus beneficios actuales, sino por la promesa de que la IA revolucionará todos los sectores. Este optimismo desmedido, financiado por una política monetaria laxa durante años, es precisamente el caldo de cultivo que antecede a las correcciones bruscas.
El Riesgo para la Economía Productiva
La preocupación ideológica se centra en el riesgo de que esta hiperconcentración de capital en unos pocos gigantes tecnológicos desvíe recursos. Pero también inversión de la economía real y productiva, es decir, las pymes, la industria tradicional y el pequeño negocio.
Se critica que los Gobiernos y los mercados, al centrarse únicamente en la narrativa de Silicon Valley, ignoran los problemas estructurales de las economías occidentales.
El peligro, según los inversores más prudentes, no es solo que la burbuja explote. También que arrastre consigo a los inversores minoristas y pensionistas que han entrado tarde al mercado, confiando en una «apuesta segura» que es, en realidad, altamente especulativa.
La llamada a la cautela es clara. Es fundamental diferenciar entre la innovación real y la especulación financiera descontrolada.








