La manifestación del 30 de noviembre ya no es “una más”. Se ha convertido en un grito colectivo para defender algo mucho más grande que las cuotas o la burocracia: el futuro del trabajo por cuenta propia en España, un motor económico que sostiene miles de barrios, familias y negocios locales. Y sí, la solidaridad —esa palabra que parece pasada de moda— va a ser protagonista.
La Plataforma por la Dignidad de los Autónomos ha hecho un llamamiento directo y sin rodeos: llenar Madrid el 30-N. No solo autónomos. También trabajadores, familias, estudiantes y vecinos que llevan años viendo cómo las persianas de los pequeños comercios bajan… y no vuelven a subir.
Porque cuando un autónomo cae, no cae solo. Se lleva por delante empleo, servicios y vida en las calles. Y eso lo sabe todo el mundo.
¿Qué está pasando realmente?
El motor autónomo está gripando. Los convocantes explican que el 30-N no es una protesta, sino un SOS:
- Cuotas que suben mientras los ingresos bajan.
- Protección social muy por debajo de la de los asalariados.
- La exención del IVA para facturar menos de 85.000€, aprobada pero sin aplicarse.
- Una burocracia que impide cobrar ayudas y dificulta facturar.
- El comercio local desangrándose a un ritmo histórico.
En el kilómetro cero leerán un manifiesto que, según la plataforma, es el retrato del día a día de millones de personas que trabajan más horas que nadie, arriesgan más que nadie… y reciben menos que nadie.
Por qué este 30-N puede ser histórico
Porque, por primera vez desde hace años, el Gobierno se ha visto obligado a rectificar.
La ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, anunció este 20 de noviembre que el plan de subir las cuotas en 2026 quedaba congelado. Era una decisión que enfurecía especialmente a quienes menos ganan dentro del RETA, ya que eran justamente los tramos bajos los que iban a cargar con el mayor aumento.
Que el Ejecutivo recule antes de la manifestación es una señal: la presión social funciona… pero no basta. La plataforma avisa de que ahora es el momento de apretar más que nunca.
Las medidas que exigen “ya, no en 2032”
Los organizadores son claros. Nada de hojas de ruta eternas ni compromisos abstractos.
Quieren:
- Revisión justa y realista de las cuotas.
- Rebaja fiscal para quienes de verdad mantienen la economía del barrio.
- Protección social equivalente a la de un asalariado.
- Aplicación inmediata de la exención de IVA para facturaciones <85.000€.
- Apoyo directo al pequeño comercio.
- Un fin a la maraña de trámites que paraliza todo.
Y lo repiten: no son privilegios, es supervivencia.
El mensaje que corre entre los autónomos: “No puedes fallar”
En redes y en grupos profesionales se repite una idea:
“Si no vamos todos, no cambia nada”.
Empresarios unipersonales, hosteleros, repartidores, diseñadores, taxistas, programadores, sanitarios privados, academias, tiendas familiares…
Todos con el mismo temor: que su trabajo deje de ser viable.
Muchos lo comparan con momentos tensos vividos por otros sectores y que acabaron marcando un antes y un después. Quieren que el 30-N sea ese punto de inflexión.
Por qué cualquier ciudadano debería estar allí
Porque aunque no seas autónomo, dependes de ellos:
- Son quienes sostienen la hostelería, la artesanía, las reformas, la cultura y buena parte del comercio.
- Crean empleo cuando pueden… y mantienen el suyo incluso cuando no pueden.
- Pagan impuestos incluso cuando cierran.
Y porque, como han demostrado los últimos meses, el abandono institucional no es exclusivo de un colectivo.
Ejemplo de ello es la situación denunciada en Valencia tras la DANA, que dejó al descubierto graves problemas de gestión. Cuando el Estado falla en un sitio, suele fallar en otros.
Por eso, muchos creen que apoyar a los autónomos el 30-N es, en realidad, apoyarse a sí mismos.
¿Qué puede pasar después?
Hay dos escenarios:
1. Una manifestación masiva que obligue al Gobierno a acelerar cambios, aplicar la exención de IVA y revisar las cuotas.
2. Una protesta templada que permita mantener todo “como está”, con el riesgo de seguir perdiendo autónomos y comercios a un ritmo que ya preocupa incluso a los ayuntamientos.
La plataforma lo resume en una frase:
“Este 30-N decidimos si queremos un país de persianas bajadas o de autónomos vivos”.








