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Una horda de inmigrantes ilegales okupas agrede a periodistas en Badalona

Ataque brutal en Badalona: un incidente que ilustra el deterioro y la inseguridad rampante que azota esta España

En un nuevo episodio que pone de manifiesto el caos generado por la inmigración ilegal descontrolada, dos periodistas del programa Espejo Público han sido hospitalizados tras sufrir un violento ataque en Badalona.

El incidente, ocurrido en el conflictivo barrio de Sant Roc, ilustra el deterioro urbano y la inseguridad rampante que azota a España bajo el yugo de políticas progresistas que priorizan a los invasores sobre los ciudadanos de bien.

Los reporteros acudieron al antiguo instituto B9, ocupado ilegalmente desde el verano de 2023 por una banda de okupas, en su mayoría inmigrantes africanos sin papeles.

Lo que comenzó como una misión periodística para denunciar esta lacra social se convirtió en una pesadilla: una avalancha de agresores salió en masa, destruyendo el equipo de grabación y propinando golpes salvajes.

Uno de los periodistas terminó con la mano rota, mientras que el otro sufrió contusiones graves. Solo la intervención valiente de vecinos del barrio evitó un desenlace peor, rescatando a las víctimas antes de que llegaran los servicios médicos.

No es un caso aislado en Badalona

Este ataque no es un caso aislado. Sant Roc, un enclave castigado por la delincuencia, vive bajo el terror impuesto por estos okupas. Peleas constantes, tráfico de drogas, amenazas y un ambiente de miedo perpetuo han convertido el barrio en una zona de no ley.

Los residentes, hartos de la pasividad de las autoridades, claman por acción. Como bien dijo un vecino en declaraciones previas: “Vivimos con miedo”, apunta La Gaceta.

Y no es para menos: mientras el Gobierno socialista se niega a derogar la infame Ley de Vivienda, que ampara estas ocupaciones ilegales, España acumula más de 100.000 casos de okupación, muchos protagonizados por inmigrantes que entran sin control y se apoderan de lo ajeno.

Urge endurecer las políticas migratorias

Este suceso resalta la urgencia de endurecer las políticas migratorias. Basta ya de buenismo que pone en riesgo la seguridad de los españoles. Es hora de defender nuestras fronteras y barrios con mano firme, expulsando a quienes vienen a sembrar el caos en lugar de integrarse.

La permisividad de la izquierda ha convertido ciudades como Badalona en polvorines, donde incluso los periodistas, guardianes de la verdad, pagan el precio de exponer estas realidades incómodas.

La defensa propia no es solo un derecho, sino una necesidad en tiempos donde el Estado parece abdicar de su deber protector. Como recordaba Ramiro de Maeztu: “Ser es defenderse”.

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