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Yihadistas desatan el Infierno en Mozambique

El genocidio silenciado ante la pasividad internacional que de ‘divierte’ con debates sobre diversidad y cambio climático

Mientras el mundo occidental se distrae con debates estériles sobre diversidad y cambio climático, un genocidio brutal se desarrolla en las sombras de África. En Mozambique, el yihadismo islámico, afiliado al Estado Islámico (ISMP), continúa su campaña de terror contra comunidades cristianas y civiles inocentes, dejando un rastro de muerte, desplazamientos masivos y destrucción.

Los últimos crímenes en noviembre confirman que esta amenaza no es un conflicto local, sino una guerra santa global que exige una respuesta firme y conservadora, no las tibias condenas de la izquierda progresista.

En el norte de Mozambique, en la provincia de Cabo Delgado, los terroristas han intensificado sus ataques con una crueldad que evoca las peores atrocidades del ISIS en Oriente Medio.

Así, por ejemplo, el pasado 8 de noviembre, cerca del pueblo de Mieze en el distrito de Metuge, secuestraron a hasta ocho personas, muchas de ellas agricultores que luchaban por sobrevivir en una región ya devastada por la pobreza.

Decapitaciones, secuestros y horror

Entre el 11 y el 16 de noviembre, en las aldeas de Muambula y Nampanha del distrito de Muidumbe, asesinaron a al menos tres civiles en raids nocturnos, quemando hogares y saqueando recursos.

El clímax de la barbarie llegó el 28 de noviembre en Nanoa, también en Metuge, donde decapitaron a siete campesinos en un acto de salvajismo que no puede ser calificado más que como genocidio sistemático contra la población no musulmana.

Pero el horror no se limita a Cabo Delgado. Los yihadistas han extendido su veneno a la provincia de Nampula, donde entre el 15 y el 16 de noviembre mataron a cuatro personas en Mazua, en el distrito de Memba.

80.000 personas desplazadas

Según informes de la ONU –esa organización tan querida por los globalistas–, más de 80.000 personas han sido desplazadas desde el 10 de noviembre solo en Memba, huyendo de una violencia que incluye choques con fuerzas de seguridad, como los ocurridos el 3 de noviembre cerca de Unidade en Macomia y el 16 en Namilango, Muidumbe.

Este resurgimiento del yihadismo, que ha atraído a combatientes extranjeros de Tanzania, Ruanda y Sudáfrica, no es casual. Desde 2017, miles han muerto y cientos de miles han sido desplazados, pero ¿dónde está la indignación de la izquierda europea y americana?

Inacción de los gobiernos progresistas

Mientras defienden fronteras abiertas y dialogan con extremistas, ignoran cómo estos grupos financiados por redes islamistas radicales amenazan la estabilidad global. La inacción de gobiernos progresistas, como el de la Unión Africana o la Unión Europea, que prefieren «diálogos inclusivos» en lugar de intervenciones militares decisivas, solo envalentona a los terroristas.

La realidad es que Mozambique necesita apoyo militar real, no limosnas humanitarias. Países como Estados Unidos bajo administraciones fuertes han demostrado que el yihadismo se derrota con fuerza, no con concesiones. Si la comunidad internacional no actúa, este genocidio se expandirá, llegando a nuestras puertas a través de migraciones descontroladas y redes terroristas.

Según el Índice Global de Terrorismo 2025, que mide el impacto del terrorismo en términos de incidentes, muertes, heridos y rehenes, varios países africanos figuran entre los más golpeados a nivel mundial, principalmente por grupos yihadistas afiliados a Al Qaeda e ISIS. Estos incluyen insurgencias en el Sahel, el Lago Chad y el Cuerno de África, donde la debilidad estatal, conflictos étnicos y recursos disputados alimentan la violencia.

Principales países africanos afectados (además de Mozambique)

A continuación, una lista de los principales países africanos afectados, ordenados por su ranking global en el índice, con breves detalles sobre los crímenes yihadistas que sufren:

  • Burkina Faso (Ranking global: 1): Epicentro del terrorismo en el Sahel, con más del 20% de las muertes globales por terrorismo en 2024. Grupos como JNIM (afiliado a Al Qaeda) e ISIS-Sahel cometen masacres, secuestros y ataques a civiles, exacerbados por golpes de estado y retirada de fuerzas occidentales.
  • Malí (Ranking global: 4): Azotado por yihadistas desde 2012, con grupos como AQMI y JNIM controlando vastas áreas del norte y centro. Ataques frecuentes incluyen emboscadas a militares, bombardeos y ejecuciones de «infieles», causando miles de desplazados y un colapso humanitario.
  • Níger (Ranking global: 5): Ha visto un aumento del 94% en muertes por terrorismo en 2024, impulsado por ISIS-Sahel y Boko Haram en la frontera con Nigeria. Los yihadistas realizan raids en aldeas, queman escuelas y reclutan forzosamente, aprovechando la inestabilidad post-golpe.
  • Nigeria (Ranking global: 6): Boko Haram e ISIS-África Occidental han causado decenas de miles de muertes desde 2009, con atentados suicidas, masacres en mercados y secuestros masivos (como el de Chibok). El noreste sufre una guerra prolongada que mezcla yihadismo con bandolerismo.
  • Somalia (Ranking global: 7): Al-Shabaab, afiliado a Al Qaeda, controla territorios y ejecuta atentados en Mogadiscio y áreas rurales, incluyendo bombardeos en hoteles y mercados. Han matado a miles, con tácticas de guerrilla que incluyen niños soldados y extorsión.
  • Camerún (Ranking global: 10): Afectado por el desborde de Boko Haram desde Nigeria, con ataques en el extremo norte que incluyen decapitaciones y destrucción de aldeas. Los yihadistas usan minas y atentados para aterrorizar a la población cristiana y musulmana moderada.

Otros países africanos notablemente impactados, aunque no en el top 10 global, incluyen la República Democrática del Congo (RDC), donde ISIS realiza masacres en el este, y Togo, que ha experimentado su peor año de violencia yihadista en expansión desde el Sahel.

Esta lista resalta cómo el yihadismo se ha convertido en una amenaza dominante en África subsahariana, superando incluso al Medio Oriente.

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